Lee, en nombre de tu
Señor que lo ha creado todo,
Lee, pues tu Señor es el
más generoso.
¿Qué te parece, si el
hombre trata la verdad de mentira y vuelve la espalda?
¿Ignora que Dios le ve?
Dios sabe muy bien quién se extravía
y conoce perfectamentee a los que siguen el camino recto.
No obedezcas a los que
tratan las revelacíones de mentiras.
Querrían que los
tratases con dulzura; entonces te tratarían con dulzura.
No escuches al
calumniador que va diciendo mal de los demás,
Que impide el bien: al
transgresor, al criminal,
Aunque tuviese riquezas y
muchos hijos.
Vamos a revelarte
palabras de un gran peso.
La devoción a la
entrada de la noche tiene más vigor y tiene la palabra más firme;
Porque, durante el día,
tienes un largo trabajo.
Repite el nombre de tu
Señor y conságrate a él con entera abnegación;
A Dios, dueño del
levante y del poniente. No hay más Dios que él; tómale, pues, por
tu patrono.
Soporta con paciencia las palabras de los infieles y
sepárate de ellos de una manera conveniente.
Leed, pues, en el Corán todo lo que os sea fácil
leer. Dios sabe que hay entre vosotros enfermos, que hay otros que
viajan por el país para procurarse bienes por el favor de Dios; sabe
que otros combaten en el sendero de Dios. Leed, pues, del Corán lo
que os sea menos penoso. Observad la plegaria, haced limosnas y
otorgad un generoso préstamo a Dios. Todo bien (o buenas obras)
que anticipéis por vosotros mismos (en vuestro interés), lo
hallaréis cerca de Dios. Esto os valdrá más, os valdrá una
recompensa mayor. Implorad el perdón de Dios, pues es indulgente y
misericordioso.
Mantén tus ropas limpias
Y huye de la abominación
Dios extravía a los que
quiere y dirige a los que quiere. Ningún otro más que él conoce el
número de sus ejércitos. No es más que una advertencia para los
hombres.
El Corán es una
advertencia; todo el que quiere está advertido.
Los que Dios quiera,
escucharán sus advertencias. Dios meerece que se le tema. Le gusta
perdonar.
En
nombre del Dios clemente y misericordioso
Loa a Dios, dueño
del universo,
El clemente, el
misericordioso,
Soberano en el dia
de la retribución.
A ti es a quien
adoramos, de ti es de quien imploramos socorro.
Dirígenos por el
camino recto,
Por el sendero de
aquellos a quienes has colmado con tus beneficios,
No por el de
aquellos que han incurrido en tus iras ni por el de los que se
extravían
Cuando el sol sea plegado
Cuando las estrellas
caigan,
Cuando las montañas sean
puestas en movimiento,
Cuando los mares hiervan,
Cuando los cielos sean
puestos a un lado,
Cuando los braseros del
infierno ardan con ruido
Cuando el paraíso se
acerque,
Toda alma reconocerá
entonces la obra que ha hecho.
El Corán es una
advertencia para el universo,
Para los que buscan la
senda recta.
Celebra el nombre de tu
Señor el ALTÍSIMO
Que ha creado todo
y establecido el equilibrio en todo,
Que ha fijado los destinos de todo y que lo dirige todo hacia un
objeto.
Feliz el que se conserva
puro,
Que repite el nombre de
Dios y ora.
Pero vosotros preferís
la vida de este mundo;
Y, sin embargo, la vida
futura vale más y es más duradera.
Esto se halla en los
libros antiguos,
En los libros de Abrahán
y de Moisés.
Vuestros esfuerzos tienen
fines diferentes;
Pero al que da y el que
teme,
Que presta fe a la
hermosa palabra de la revelación,
A ése le hacemos fácil
el camino de la dicha.
Pero al que es avaro de
sus bienes y desdeña todo lo demás;
Que considera una mentira
la hermosa palabra de la revelación,
A ése le hacemos penoso
el camino que conduce a la adversidad.
Sus riquezas no le
servirán de nada, cuando perezca miserablemente en el foso
del infierno.
El hombre piadoso se
librará.
El que gasta sus riquezas
para hacerse más puro
Y no para que sus
beneficios le sean remunerados,
Sino por el solo deseo de
obtener miradas del Dios sublime.
Y seguramente quedará
satisfecho.
Cuando, para probar al
hombre, Dios le colma de beneficios,
El hombre dice: El Señor
me ha tenido consideraciones.
Pero que Dios, para
probarlo, le mida los dones,
Y el hombre exclama: El
Señor me ha hecho una afrenta.
De ningún modo; pero, ¿no tenéis ninguna consideración al
huérfano?
No os animáis mutuamente
a alimentar al pobre;
Y amáis las riquezas con un amor sin límites.
Cuando avance la gehena
que debe tragar a los criminales, ¡oh! entonces el hombre
reflexionará; pero ¿de qué le servirá entonces reflexionar?
Exclamará: ojalá
hubiese hecho el bien durance mi vida. Ese día nadie sabrá castigar
como Dios;
Y en cuanto a ti,
oh alma del fiel, tranquila sobre tu Suerte,
Vuelve al lado de Dios,
satisfecha de tu recompensa y agradable a Dios;
Entra en el número de
sus servidores;
Entra en mi paraíso.
Tu Señor no te ha
olvidado, no te ha tomado odio
La vida futura vale más
para ti que la vida presente.
Dios te concederá bienes
y quedarás satisfecho.
En verdad, al lado de la
adversidad está la dicha.
Cuando hayas acabado la
obra, ponte a orar
Y búscala con fervor.
El hombre trabaja para su
perdición.
Exceptuarás a los que creen y practican las buenas obras que se
recomiendan mutuamente la verdad y la paciencia.
En verdad, el hombre es
ingrato con su Señor,
Es ardiente en su amor
por los bienes de este mundo.
El deseo de aumentar
vuestras riquezas os preocupa,
Hasta el momento en que
descendéis a la tumba.
¿Qué piensas del que
trata esta religión de mentira?
Él es el que rechaza al
huérfano,
El que no estimula a los
demás a alimentar al pobre.
Di: ¡Oh INFIELES!
Yo no adoro lo que
vosotros adoráis.
Vosotros no adoráis lo que yo adoro.
Vosotros tenéis vuestra
religión y yo tengo la mía.
Di: Busco un refugio
cerca del Señor del ALBA DEL DÍA,
Contra la maldad de los
seres que ha creado,
Contra la maldad de la
noche sombría cuando nos sorprende,
Contra la maldad de los
que soplan en los nudos,
Contra el mal del
envidioso que nos tiene envidia.
Di: Busco un refugio
cerca del Señor de LOS HOMBRES,
Contra la maldad del que
sugiere malos pensamientos y se oculta,
Que infunde el mal en los
corazones de los hombres,
Contra los genios y
contra los hombres.
Di: Dioses uno.
Es el Dios a quien todos
los seres se dirigen en sus necesidades.
No ha engendrado y no ha
sido engengrado.
No tiene igual en nadie.
El corazón de Mahoma
no miente; él lo ha visto.
¿Haréis pacer dudas
sobre lo que ha visto?
Aléjate del que vuelve la espalda cuando se habla de nosotros y
sólo desea la vida de este mundo.
Los que evitan los
grandes crímenes y las fealdades e incurren en faltas ligeras, para
esos tiene Dios una gran indulgencia. No intentéis, pues,
disculparos; él conoce mejor que nadie al que le teme.
Cuando suene el ruido
atronador de la trompeta,
Ese día habrá rostros
radiantes,
Risueños, alegres.
Y ese día también habrá rostros polvorientos cubiertos de
polvo.
La oscuridad los
empañará.
Son los infieles, los
libertinos.
Los que hacían sufrir
tormentos a los fieles, que no han hecho penitencia, sufrirán los
tormentos de la gehena, los tormentos del fuego.
Los que hayan practicado
el bien tendrán por recompensa los jardines bañados por corrientes
de agua. Será una dicha inmensa.
La venganza de tu Señor
será terrible.
Lo produce todo y hace
volver todo a él.
Es indulgente y está
lleno de amor.
Hace lo que le place.
Hemos creado al hombre de
la manera más hermosa.
Luego lo precipitaremos
hacia el grado más bajo de la escala,
Excepto a los que hayan
creído y hecho el bien; pues éstos tendrán una perfecta
recompensa.
¿Qué es lo que puede hacerte en lo sucesivo tratar de mentira la
religión verdadera?
¿No es Dios el mejor
juez?
Aquel cuyas obras pesen
mucho en la balanza, tendrá una vida agradable
Aquel cuyas obras sean
ligeras, tendrá por morada la fosa (El hawiye).
¿No es este Dios
bastante poderoso para hacer revivir a los muertos?
Desgraciado de todo
DIFAMADOR maldiciente,
Que amontona riquezas y
las guarda para el porvenir.
Se imagina que sus
tesoros le harán vivir eternamente,
¿No hemos exterminado a
pueblos de otro tiempo?
¿No les hemos
reemplazado por pueblos más recientes?
Así es como tratamos a
los culpables.
¡Desgraciados en ese día
de los incrédulos!
¿En qué otro libro
creerán luego?
El pueblo de Noé, los
hombres de Rass y los temuditas trataron ya antes de embusteros a sus
profetas.
Ad y Faraón, el puebo de Loth y los habitantes de la selva, el
pueblo de Tobba, todos han tratado de impostores a sus profetas y han
merecido el castigo con que los amenazábamos.
Hemos creado al hombre y
sabemos lo que su alma le dice al oído; estamos más cerca de él
que su vena yugular.
Cuando los dos ángeles
encargados de recoger las palabra del hombre se ponen a recogerlas,
uno sentado a su derecha y el otro a su izquierda,
No pronuncia ninguna
palabra sin que haya un obsercador dispuesto a anotarla.
¿Qué es lo que puede
enseñarte lo que es la pendiente?
Es rescatar cautivos,
Mantener en los días de
penuria
Al huérfano, que es
nuestro semejante,
O al pobre sumido en la
desnudez,
Y que además es del
número de los que creen y se recomiendan mutuamente la paciencia y
la compasión.
Todos éstos serán los
hombres de la derecha el día del juicio final.
Los que no crean en
nuestros signos serán los hombres de la izquierda;
Encima de ellos se extenderá el fuego.
En verdad, el Corán
es una palabra que decide;
No es un discurso
frívolo.
Ponen ellos en práctica
sus estrategias
Y yo pondré las mías.
Concede un plazo a los infieles; déjales descansar
algunos instantes.
Antes de ellos, el pueblo
de Noé trató la verdad de impostura; trató a nuestro servidor
(Noé) de embustero. Se decía: Es un poseído, fue rechazado.
El (Noé) exclamó,
dirigiéndose a su Señor: Estoy oprimido; ven en mi auxilio.
Abrimos las puertas del
cielo con el agua que caía a torrentes;
Nosotros lo llevamos (a
Noé) en un barco hecho con planchas y clavos.
Hemos hecho el Corán
fácil de entender propio para servir de amonestación. ¿No
hay nadie que reflexione?
Hemos exterminado pueblos
semejantes a vosotros. ¿No hay nadie que reflexione?
Todo lo que hacen está
consignado en este Libro.
Toda cosa pequeña y
grande, todo está escrito en él.
Los infieles se asombran
de que un apóstol se haya levantado de pronto en medio de ellos;
dicen: Es un mago, un impostor.
¿Quiere hacer de todos
estos dioses un solo Dios? En verdad, esto es algo extraordinario.
¿Habría sido enviado a
él solo un libro de advertencias? - Sí, dudan de nuestras
advertencias, porque aún no han sentido sus castigos.
Soporta con paciencia sus
palabras, ¡oh Mahoma!, y acuérdate de nuestro servidor
David, hombre poderoso, y que volvía a menudo a nosotros.
Acuérdate también de
nuestros servidores Abrahán, Isaac y Jacob, hombre fuertes e
inteligentes.
He aquí la advertencia:
Los que temen a Dios tendrán una mansión feliz.
Junto a ellos habrá
mujeres de mirada modesta a iguales a ellos en edad.
He aquí un libro que ha
sido enviado de lo alto; que no haya ninguna inquietud en tu corazón
respecto de este libro, y no vaciles en advertir por medio de
este libro; que sirva de amonestación a los creyentes.
Seguid la ley que os ha
venido de vuestro Señor y no sigáis a más patronos que él. ¡Oh,
cuán poco pensáis en ello!
Os hemos establecido en
la tierra, os hemos dado en ella el alimento. ¡Cuán poco
agradecidos sois!
Nosotros os creamos y os
dimos la forma, y luego les dijimos a los ángeles: Inclinaos ante
Adán, y ellos se inclinaron, excepto Eblís, que no fue de los que
se inclinaron.
Sal de aquí, le dijo el
Señor; no te sienta hincharte de orgullo en estos lugares. Sal de
aquí; tú serás del número de los despreciables.
Dame tregua hasta el día
en que los hombres hayan resucitado.
La tienes, repuso el
Señor.
Y porque tú me has
extraviado, repuso Eblís, yo los acecharé en tu sendero recto.
Luego los asaltaré por
delante y por detrás; me presentaré a su diestra y a su izquierda,
y en verdad hallarás muy pocos que te estén agradecidós.
Tú, Adán, habita con tu
esposa el jardín y ambos comed de sus frutos dondequiera que
queráis; únicamente que no debéis acercaros al árbol este, por
terror a que paséis a ser culpables.
Satán les hizo
sugestiones para mostrarles su desnudez, que hasta entonces
les estaba oculta. Les dijo: Dios no os prohíbe este árbol más que
con objeto de que no os convirtáis en ángeles y de que no seáis
inmortales.
Les sedujo cegándolos, y
cuando hubieron probado del árbol, les apareció su desnudez y
empezaron a cubrirla con hojas del jardín. Entonces el Señor les
gritó: ¿No os he prohibido ese árbol? ¿No os he dicho que Satán
es vuestro enemigo declarado?
Ellos (Adán y Eva)
respondieron: ¡Oh Señor nuestro! Nosotros somos culpables, y si tú
no nos perdonas, si tú no tienes piedad de nosotros, estamos
perdidos.
Descended, les dijo Dios;
vosotros seréis enemigos del uno y del otro. Hallaréis en la tierra
una mansión y un goce temporales.
Viviréis y moriréis en
ella y saldréis de ella algún día.
¡Oh hijos de Adán! Que
Satán no os seduzca como ha seducido a vuestros padres, a quienes
hizo salir del jardin; les quitó su vestido para hacerles ver su
desnudez. Él y sus adeptos os ven desde donde vosotros no los veis.
Les hemos dado por patronos a aquellos que no creen.
¡Oh hijos de Adán!
Poneos vuestros más hermosos trajes siempre que vayáis a algún
oratorio. Comed y bebed, pero sin excesos, pues Dios no ama a los que
hacen excesos.
Invocad a Dios con
humildad y en secreto. No ama a los transgresores.
Moisés dijo a Faraón:
Soy el enviado de Dios, dueño del universo.
Es justo que yo no diga
de Dios más que la verdad pura. Vengo a vuestra casa para operar un
prodigio brillante; deja venir conmigo a los hijos de Israel. -
Puesto que tú has venido, dijo Faraón, para operar un prodigio,
háznoslo ver, si eres verídico.
Moisés lanzó su
varilla, y de pronto se convirtió visiblemente en una serpiente.
Los grandes del pueblo de
Faraón exclamaron: ¡Es un mago hábil!
¡Oh Moisés!, dijo el
Señor, te he escogido con preferencia a todos los hombres para
llevar mis mensajes y mi palabra. Toma lo que te doy, y sé
agradecido.
Hemos trazado para él,
en tablas, mandamientos acerca de todas las materias y explicaciones
detalladas de todas las cosas. Recíbelos con firmeza y manda a tu
pueblo que los observe lo mejor que pueda. Os mostraré la mansión
de los criminales.
El pueblo de Moisés tomó
durante su ausencia un becerro hecho con ornamentos de oro, un
becerro en cuerpo y que muugía. ¿No veían que no podían hablarles
ni dirigirles por el camino recto?
Tomaron este becerro para
adorarlo, y obraron con iniquidad.
Y cuando se hubieron arrepentido y reconocido su extravío,
exclamó: Si nuestro Señor no tiene piedad de nosotros y no nos
perdona nuestros pecados, estamos perdidos.
Los que después de haber cometido una mala acción vuelven a
Dios y creen... Dios será para ellos indulgente y misericordioso.
Aquel a quien Dios
dirige, está bien dirigido, y aquel a quien extravía, está
perdido.
Y cuando Dios les hubo
dado un hijo bien hecho, ellos dieron asociados a Dios a cambio de lo
que les había concedido. Pero Dios está demasiado elevado para que
se le atribuyan asociados.
Si los llamas a la
religión verdadera, no te oyen; te miran, pero no ven nada.
Sé indulgente, ordena el
bien y evita los ignorantes.
Si te viene una sugestión
de Satanás, busca un refugio cerca de Dios, pues lo oye y lo sabe
todo.
Piensa en Dios en tu
interior, con humildad y con terror, o pronuncia su nombre en
alta voz, pero sin levantarla demasiado; piensa en él tarde y
mañana, y no seas negligente.
Me ha sido revelado que
algunos GENIOS que se pusieron a escuchar la lectura del Corán,
exclamaron: Hemos oído una lectura extraordinaria
Que conduce a la verdad;
creemos en ella y no asociaremos ya ningún ser a nuestro Señor.
Hay entre nosotros
quienes se abandonan a Dios (que son muslimun, musulmanes) y
los hay que se vuelven; -todo el que se abandona a Dios prosigue la
ruta verdadera.
Seguid a los que no os
piden ninguna recompensa y estaréis en la senda recta!
¿Por qué no había yo
de adorar al que me ha creado y a quién volveréis todos?
¿Tomaré yo otros dioses
más que a él? Si el Misericordioso quiere hacerme daño, su
intercesión no me será de ninguna utilidad; ellos no podrían
salvarme.
Estaría en un extravío
evidente si los adorase
Gloria al que ha creado
todas las parejas, tanto entre las plantas que la tierra
produce, como entre vosotros, hombres, y entre las cosas que
los hombres no conocen.
Es un signo la noche, cuando nosotros retiramos el día y cuando
los hombres están envueltos en las tinieblas.
También es un signo
el sol que come hasta su retiro. Tal ha sido la sentencia del
Poderoso, del Sabio.
Y la luna, nosotros hemos
establecido por medio de ella estaciones, hasta el punto que viene a
ser como una hermosa rama de palmera encorvada.
¿No he estipulado con
vosotros, ¡oh hijos de Adán!, que no serviríais a Satanás? (Él
es vuestro enemigo declarado.)
Ha seducido a una parte
de vosotros. ¿No lo habéis comprendido?
Bendito sea el que ha
enviado del cielo la DISTINCIÓN (Alforkan) a su
servidor, a fin de que advierta a los hombres.
El reino de los cielos y
de la tierra le pertenece; no tiene hijo, no tiene asociado al
imperio; ha creado todas las cosas, y por medio de una sentencia
eterna ha fijado sus destinos.
Di: El que conoce los
secretos de los cielos y de la tierra ha enviado este libro. Es
indulgente y misericordioso.
Los apóstoles que hemos
enviado antes de ti se alimentaban y se paseaban por los mercados
como los demas hombres. Os ponemos a prueba a los unos por los
otros para ver si seréis constantes. Y Dios lo ve todo.
Los que no esperan volver
a vemos en el otro mundo, dicen: No creeremos, a no ser que los
ángeles desciendan del cielo o que veamos a Dios con nuestros ojos.
Están henchidos de orgullo y cometen un crimen enorme.
Hemos dado el Libro a
Moisés y le hemos dado por teniente a su hermano Aarón.
Sepultamos en las aguas
al pueblo de Noé que acusó a sus apóstoles de impostura, e hicimos
de él un signo de advenencia para todos los pueblos. Hemos preparado
a los malvados un dolorosa suplicio.
Diles: No os pido otro
salario que el veros tomar el sendero que conduce a Dios.
Los servidores del
Misericordioso son los que caminan con modestia por esta tierra y que
dicen: PAZ A VOSOT'ROS; a los ignorantes que les drigen la palabra.
Que pasan las noches
orando a Dios, prosternados o de pie;
Que en sus larguezas no
son pródigos ni avaros, pero que ocupan el término medio.
El que se arrepiente y el
que cree, vuelve a Dios y es acogido por él.
Los que no levantan
falsos testimonios y que, engolfados en una conversación frívola,
la atraviesan (se salen de ella) con decencia;
Que, cuando se les
recitan las enseñanzas del Señor, no permanecen acostados inmóviles
como si fuesen sordos y ciegos;
Que dicen: Señor,
concédenos en nuestras esposas y en nuestros hijos un motivo de
goce, y haz que caminemos al frente de los que temen.
Esos tendrán por
recompensa los lugares elevados del paraíso, porque han perseverado
y hallarán allí la salvación y la paz.
¡Gloria a Dios, creador
de los cielos y de la tierra, el que emplea por mensajeros a los
ANGELES de dos, tres y cuatro pares de alas!. Añade a la creación
todo lo que quiere; es omnipotente.
¡Oh hombres! Acordaos de
los beneficios con que os ha colmado Dios: ¿hay algún otro creador
más que Dios que os alimente con los dones del cielo y de la tierra?
No hay más Dios que él. ¿Por qué, pues, os apartáis de él?
¡Oh hombres! Las
promesas de Dios son verdaderas; que la vida de este mundo no os
deslumbre; que la vanidad no os ciegue respecto de Dios.
Satanás es vuestro enemigo; miradle como enemigo vuestro. Llama a
sí a sus aliados, a fin de que sean
luego entregados al
fuego.
¡Oh hombres! Sois
indigentes que tenéis necesidad de Dios, y Dios es rico y está
lleno de gloria.
¡Oh Mahoma!,
habla en el Corán de María (Mariam), cuando se retiró de
junto su familia y se fue hacia el Este.
Se cubrió con un velo que la ocultó a sus miradas. Enviamos
hacia ella nuestro espíritu. Tomó ante ella la forma de un hombre,
de una figura perfecta.
Él dijo: Soy el enviado
de tu Señor, encargado de darte un hijo santo.
¿Cómo, respondió ella,
voy a tener yo un hijo? Ningún hombre se ha acercado a mí, y yo no
soy una mujer disoluta.
Él respondió: Sería
así; tu Señor ha dicho: Esto es fácil para mí. Sería nuestro
signo ante los hombres y la prueba de nuestra misericordia. La
sentencia está pronunciada.
Ella se tornó embarazada
del hijo y se retiró a un lugar distante.
Fue a casa de su familia,
llevando el niño en sus brazos. Se le dijo: ¡Oh Maria! Has hecho
una cosa extraña.
Maria les mostró el niño
con el dedo, a fin de que lo interrogasen. ¿Cómo, dijeron,
hablaremos a un niño en la cuna?
Yo soy el servidor de
Dios, les dijo Jesús; él me ha dado el Libro y me ha
constituido profeta.
Ha querido que yo sea
bendito dondequiera que me halle; me ha recomendado que orase y que
hiciese limosnas mientras viviese;
Era Jesús, hijo de
María, para hablar la palabra de la verdad, aquel sobre el cual hay
dudas.
Dios no puede tener
hijos. ¡Lejos de su gloria esta blasfemia! Cuando decide una cosa,
dice: Sea, y es.
Dios es mi Señor y el
vuestro. Adoradle. Ésta es la senda recta:
Habla también de
Abrahán, en el Libro. Era justo y profeta.
Un día dijo a su padre:
¡Oh padre mío! ¿Por qué adoras lo que no oye ni ve y lo que no
podría servir de nada?
¡Oh padre mío! Me ha
sido revelada una parte de la esencia que no te ha llegado a ti.
Sígueme; yo te conduciré por un sendero igual.
Su padre le respondió:
¿Tienes acaso aversión a mil divinidades? ¡Oh Abrahán! Si no
cesas de obrar de ese modo, te lapidaré. Abandóname por largos
años.
Que la paz sea contigo,
respondió Abrahán; imploraré el perdón de mi Señor, pues es
benévolo para conmigo.
Me alejo de vosotros y de
las divinidades que invocáis al lado de Dios. Yo invocaré a mi
Señor: tal vez no seré desgraciado en mil ruegos al Señor.
Cuando se hubo separado
de ellos y de las divinidades que invocaban, le dimos a Isaac y a
Jacob, y les hicimos profetas a ambos.
Habla también de Moisés,
en el Libro. Era puro; era enviado y profeta.
Habla también de Ismael,
en el Libro. Era fiel a sus promesas, enviado y profeta.
He aquí a aquellos a
quienes Dios ha colmado con sus beneficios; son los profetas de la
posteridad de Adán, son aquellos a quienes hemos llevado en el
arca con Noé, es la posteridad de Abrahán y de Israel, son
aquellos a quienes hemos dirigido y elegido. Cuando se les recitaban
las enseñanzas del Misericordioso, se prosternaban, la faz hacia el
suelo, llorando.
Si tú levantas tu voz,
lo haces inútilmente; Dios conoce bien las palabras dichas en
secreto y cosas más ocultas aún.
¿Has oído contar la
historia de Moisés?
Cuando vio un fuego, dijo
a su familia: Permaneced aquí, acabo de ver fuego.
Y cuando se acercó a él,
una voz le gritó: ¡Oh Moisés!
En verdad, soy tu Señor;
quítate los zapatos, estás en el valle santo de Thuwa;
Yo te he elegido. Escucha
atentamente lo que te será revelado.
Yo soy Dios y no hay más
Dios que yo. Adórame, pues, y ora en recuerdo mío;
¿Y qué es, pues, lo que
tienes en tu mano derecha, ¡oh Moisés!?
Es mi bastón,
dijo, en el cual me apoyo y con el cual acerco las hojas de los
árboles para mi rebaño, y me sirve además para otros usos.
Dios dijo: ¡Tíralo, oh
Moisés!
Y Moisés lo tira, y he
aquí que se convierte en una serpiente que empieza a correr.
Señor, dijo Moisés,
dilata mi pecho,
Dios respondió: ¡Oh
Moisés!, te concedo tu demanda.
Id hacia Faraón que es
impío.
No temas ser atacado y no
tengas miedo.
Faraón los persiguió
con su ejército, y las aguas del mar los cubrieron a todos. Faraón
ha extraviado a su pueblo; no lo ha conducido por el camino recto.
El que obra el bien, si
es al mismo tiempo creyente, no tendrá que temer la injusticia ni la
disminución de su recompensa.
Así, hemos hecho
descender un libro árabe y hemos difundido amenazas; tal vez
acabarán por temer a Dios, tal vez este Corán hará nacer
reflexiones.
No fijes tus ojos en los
diversos bienes de que les hacemos gozar, en el bienestar de este
mundo que nosotros les damos para ponerles a prueba. La porción que
tu Señor te asigna vale más y es más duradera.
Cuando el ACONTECIMIENTO
se realice,
Cuando tiemble la tierra
con violento temblor,
Las montañas volarán en
pedazos,
Y los primeros serán los
primeros.
Éstos serán los más
inmediatos a Dios.
Habrá un gran número de
éstos entre los antiguos (desde Adán hasta Mahoma),
Y sólo un pequeño
número de entre los modernos (desde la venida de Mahoma),
En torno de ellos
circularán muchachas eternamente jóvenes,
Tal sera la recompensa de
sus obras.
Acuérdate de que
un día Dios llamó a Moisés y le dijo: Vete hacia aquel pueblo
perverso.
Hacia el pueblo de Faraón. ¿No me temerán?
Señor, dijo, temo que me
traten de impostor.
-Si tú tomas por dios a
otro distinto de mí, dijo Faraón, haré que te encarcelen.
Dimos a Moisés esta orden: Saldrás con mis servidores durante la
noche; pero vosotros seréis perseguidos.
Al salir el sol, los
egipcios les persiguieron.
Dimos a Moisés esta orden: Golpea el mar con tu varilla. El mar
se abrió en dos y cada una de sus partes se elevaba como una gran
montaña.
Salvamos a Moisés y a
todos los que le siguieron.
Y sumergimos a los demás.
Noé gritó hacia Dios: Señor, mi pueblo me acusa de embustero.
Le salvamos, así como a
los que estaban con él en un barco lleno del todo.
Luego sumergimos al resto
de los hombres.
Y las gentes del pueblo
de Loth trataron, también, a los enviados de Dios de
impostores.
Le salvamos, así como a
toda su familia.
Luego exterminamos a los
otros.
Hicimos llover sobre
ellos una lluvia; ¡qué terrible lluvia la que cayó sobre aquellos
hombres a quienes exhortábamos!
Enviamos a Loth que decía a su pueblo: ¿Cometeréis una acción
fea? Sin embargo, lo sabéis.
¿Tendréis por
concupiscencia carnal comercio con hombres más bien que con mujeres?
Estáis en el extravío.
¿Y cuál ha sido la
respuesta de su pueblo? Se dijeron entre sí: Expulsemos a la familia
de Loth de nuestra villa; son hombres que quieren hacerse los castos.
Salvamos a la familia de
Loth, a excepción de su mujer, a quien habíamos destinado para
estar entre los que se quedaban detrás.
Hemos hecho llover una
lluvia de piedras. ¡Qué terrible fue la lluvia que cayó sobre
aquellos hombres a quienes se advertía en vano!
Dimos a Moisés el Libro
(el Pentateuco) después de haber aniquilado las generaciones
anteriores; eran otros tantos ejemplos de advertencia para los
hombres, eran la dirección y la prueba de nuestra misericordia; tal
vez los meditarán.
Tu Señor no ha destruido
jamás ciudades a las que no hubiese enviado antes un apóstol
encargado en la metrópoli de recordarle sus mandamientos. Nosotros
sólo hemos exterminado a las villas cuyos habítantes eran impíos.
Los bienes que os han
sido otorgados no son más que un goce temporal de este mundo
y como su adorno; pero lo que Dios tiene reservado vale más y es más
duradero. ¿No lo comprenderéis?
No invoques más dioses que Dios: no hay más dioses
que él; todo perecerá, excepto la faz de Dios. Le pertenece el
poder supremo; a él volveréis todos.
Después de Noé ¡cuántas
naciones hemos exterminado! Basta que tu Señor vea y conozca los
pecados de sus servidores.
A todo el que ha deseado
este mundo tan pasajero, a ese le hemos concedido en seguida en este
mundo lo que hemos querido; después le hemos preparado la gehena;
será allí quemado, cubierto de vergüenza y privado de todo
recurso.
El que desea la vida
futura, el que hace esfuerzos para obternerla y el que es además
creyente, los esfuerzos de ése serán agradables a Dios.
Dios ha ordenado que no
se adore a nadie más que a él, que se observe buena conducta con
los padres y madres, ora que uno de ellos haya llegado a la vejez o
que hayan llegado ambos y que vivan con vosotros. Guárdate de
demostrarles desprecio y de hacerles reproches. Háblales con
respeto.
Haz a tus semejantes lo
que les es debido, así como al pobre y al viajero, y no seas
pródigo.
No matéis a vuestros
hijos por temor a la pobreza; les procuraremos su alimento así como
a vosotros. Los asesinatos que cometéis son un pecado atroz.
Evitad el adulterio, pues
es una cosa fea y un mal camino.
No matéis a ningún
hombre, pues Dios os lo ha prohibido, a no ser por justa causa; en
cuanto al que fuese muerto injustamente, hemos dado a su próximo un
poder respecto a esto; pero que éste no pase el límite matando;
está asistido, pues está ya asistido por la ley
Cuando medís, llenad la
medida. Pesad con una balanza justa. Esto es preferible, y es más
hermoso en último resultado.
No camines fastuosamente
por la tierra; no podrías ni hendirla en dos ni igualar la altura de
las montañas.
Di a mis servidores que no hablen más que con dulzura, pues Satán
podría sembrar la discordia entre ellos. Satán es el enemigo
declarado del hombre.
Tu Señor conoce mejor
que nadie lo que hay en los cielos y en la tierra. Hemos levantado a
los profetas unos por encima de otros y hemos dado los salmos a
David.
Haz la oración en el
momento en que el sol declina hasta la entrada de las tinieblas de la
noche. Haz también una lectura al amanecer el día; la lectura del
amanecer no está sin testigos.
Y durante la noche,
consagra tus vigilias a la oración. Será para ti una obra
subrogatoria. Es posible que Dios te levante en estas veladas un
lugar glorioso.
Vuestro Señor es ese
Dios que creó los cielos y la tierra en seis días, y se sentó en
seguida en el trono pare tratar los asuntos del universo. No hay
intercesor cerca de él, salvo cuando lo permite. Es Dios vuestro
Señor; adoradle. ¿No reflexionáis sobre esto?
Todos volveréis a él.
Tal es la promesa verdadera de Dios; hace emanar la creación, y
luego la hace volver para recompensar a los que creen y a los que
obran el bien con toda equidad. Los que no creen, tendrán por bebida
agua hirviendo y un castigo doloroso como premio de su incredulidad.
Diles: Si Dios no lo
quisiese, no os los leería (los versículos del Corán) y
jamás os los habría dado a conocer. Sin embargo, yo habría
habitado en medio de vosotros sin hacerlo largos años. ¿No lo
comprendéis?
Dicen: Si al menos fuese
concedido algún milagro de lo alto, creeriamos. Diles: Las
cosas ocultas pertenecen a Dios. Esperad únicarnente y también
esperaré yo con vosotros.
El mundo de aquí abajo
se parece al agua que hacemos descender del cielo; se mezcla con las
plantas de la tierra con que se alimentan los hombres y los animales,
hasta que, habiéndola absorbido la tierra, se adorna con ella y se
embellece. Los habitantes de la tierra creen que son sus dueños;
pero nuestras sentencias han pasado por ella durante el día y
durante la noche, e inmediatamente hubo cosechas cual si nada hubiese
ocurrido la víspera. Así es como hacemos aparecer claramente
nuestros signos a los que reflexionan.
Diles: ¿Quién es el que
os procura el alimento del cielo y de la tierra? ¿Quién es el que
dispone del oído y de la vista? ¿Quién es el que saca un ser vivo
de un ser muerto y un ser muerto de un ser vivo?. ¿Quién es el que
lo gobierna todo? Responderán: Es Dios. Diles: ¿Por qué no le
teméis, pues?
Este libro (el Corán)
no es inventado más que por Dios; no es más que una confirmación
de lo que había antes de él y una explicación de las Escrituras
exentas de toda duda, que provienen del dueño del universo.
Dicen: ¿Es él
(Mahoma) quien lo ha inventado?
Respóndeles: Componed, pues, un solo capítulo semejante; llamad a
hacerlo a cuantos podéis, excepto Dios, si sois sinceros.
Si te tratan de impostor,
diles: Mis acciones me pertenecen, y a vosotros las vuestras. Sois
inocentes de lo que yo hago, y yo de lo que vosotros hacéis.
Hay entre ellos hombres
que vienen para escucharte. ¿Puedes hacer que los sordos lo oigan,
cuando no comprenden nada?
Hay otros que lo miran
sin ver nada. ¿Puedes dirigir a los ciegos cuando no ven?
¿No pertenece a Dios
todo lo que hay en los cielos y en la tierra? ¿No son verdaderas las
promesas de Dios? Pero la mayor parte de los hombres no lo saben.
¡Oh hombres! Os ha
llegado de parte de vuestro Señor una advertencia y un remedio para
el mal que consume vuestros corazones, la dirección en vuestra ruta,
y la misericordia para los creyentes.
Diles: Por la gracia de
Dios y por su misericordia, que se regocijen, esto les será más
ventajoso que las riquezas que amontonan;
Los amigos de Dios
estarán al abrigo de todo temor y no serán entristecidos.
Nadie creyó en Moisés,
excepto su propio pueblo, por temor a que Faraón y los grandes le
oprimiesen (los egipcios); pues Faraón era poderoso en el país y
cometía excesos.
Moisés entonces dijo a
su pueblo: ¡Oh pueblo mío! Si habéis creído en Dios, poned
completamente vuestra confianza en él, si estáis realmente
resignados a su voluntad.
¡Señor!, exclamó
Moisés, tú has dado a Faraón y a sus magnates las riquezas y el
esplendor en este mundo, a fin de que se alejen de tu camino; ¡oh
Señor!, destruye sus riquezas y endurece sus corazones; que no crean
hasta que no sufran el castigo terrible.
Vuestra plegaria está
escuchada, respondió Dios; caminad por el camino recto y no sigáis
a los que nada saben.
Franqueamos el mar con
los hijos de Israel. Faraón y sus ejércitos les persiguieron con
ardor como enemigos, hasta el momento que, cubierto por las olas,
exclamó: Creo que no hay más Dios que aquel en que creen los hijos
de Israel. Soy de los que se abandonan a él.
Si Dios quisiese, todos
los hombres de la tierra creerían. ¿Quieres obligar a los hombres a
ser creyentes?
Sigue, pues, lo que te ha
sido revelado, y ten paciencia hasta el momento en que Dios haya
pronunciado su sentencia. Es el mejor de los jueces.
No hay criatura en la
tierra a la que Dios no se encargue de procurar alimento; conoce su
guarida y el lugar de su muerte; todo está inscrito en el Libro
evidente.
Él es el que ha creado
los cielos y la tierra en el espacio de seis días; antes de la
creación, su trono estaba establecido sobre las aguas; en un
principio Dios quería saber quién de vosotros obraria mejor.
Pues yo he puesto mi
confianza en Dios, que es mi Señor y el vuestro. No existe una sola
criatura a quien no tenga por la punta de los cabellos. Dios está en
el sendero recto.
Nuestros enviados fueron
hacia Loth; él se afligió a causa de ellos y era demasiado débil.
-Es un día difícil, dijo.
Hombres de su pueblo
acudieron en tropel a su casa; cometían suciedades. Él les dijo: He
aquí a mis hijas; sería menos impuro abusar de ellas. No me
deshonréis en mis huéspedes. ¿No hay un hombre recto entre
vosotros?
Tú sabes, le dijeron,
que no tenemos necesidad de tus hijas; tú sabes lo que nosotros
queremos.
¡Oh Loth, le dijeron los
extranjeros, somos los enviados de tu Señor, ellos no te tocarán.
Sal con tu familia esta misma noche, pero que ninguno de vosotros se
vuelva para mirar atrás. Sólo nu mujer lo hará; el castigo que les
sorprenderá (a los culpables) caerá también sobre ella. Ese
de que están amenazados se realizará antes de mañana. Mañana no
está lejos.
Una orden emanó de
nosotros; aniquilamos aquella villa hasta los cimientos; hicimos
llover ladrillos de tierra cocida que calan de continuo y que iban
marcados por Dios mismo. ¡No están lejos de todos los malvados!
Cuando Dios se apodera de
las ciudades criminales, se apodera así. Se apodera de ellas
terriblemente, con violencia.
Haz la oración en los
dos extremos del día y a la entrada de la noche; las buenas acciones
dejan las malas. Aviso a los que piensan.
Vamos a contarte, ¡oh
Mahoma!, la más hermosa de las historias reveladas en este
Corán, una historia que no has oído mentar siquiera hasta ahora.
Un día los hermanos de
José dijeron a Jacob: ¡Oh padre! ¿Por qué no quieres confiarnos a
José? Sin embargo, nosotros lo queremos bien.
Luego se llevaron a José
consigo, y de común acuerdo lo echaron al fondo de un pozo. Entonces
nosotros hicimos esta revelación a José: Les dirás algún
día lo que han hecho y ellos no lo comprenderán.
Por la noche se
presentaron ante su padre llorando.
¡Oh padre!, dijeron. Nos hemos alejado para competir a correr y
hemos dejado a José junto a nuestras ropas, y he aquí que lo ha
devorado un lobo. Pero tú no nos creerás, aunque digamos la verdad.
Luego enseñaron su
camisa teñida con alguna otra sangre. Jacob les dijo: Vosotros
mismos sois los que habéis arreglado todo, pero la paciencia vale
más. Imploro el auxilio de Dios en la desgracia que acabáis de
comunicarme.
Ocurrió que unos
viajeros acertaron a pasar por allí y enviaron a un hombre con el
encargo de que les llevase agua. Éste dejó desceander su cubo al
pozo y exclamó: ¡Qué feliz encuentro, es un joven! Lo ocultaron
para hacer de él una mercancía; pero Dios conocía sus acciones.
Lo vendieron por un
precio vil, por algunos dracmas plata, y cual si tuviesen poco
interés en conservarlo.
El que lo compró (fue un
egipcio) dijo a su mujer: Dí una hospitalidad generosa; puede sernos
útil algún día, o bien lo adoptaremos como hijo nuestro. Así es
como hemos establecido a José en aquel país; le enseñamos la
interpretación de los acontecimientos. Dios es poderoso en sus
obras; pero la mayor parte de los hombres no lo saben.
La mujer en cuya casa se
hallaba, concibió una pasión por él; cerró todas las puertas de
la habitación y le dijo: Ven aquí. -¡Dios me preserve de tal!,
respondió José. Mi amo me ha dado una generosa hospitalidad. Los
malvados no prosperan.
Entonces ambos corrieron
hacia la puerta, él para huir, ella para retenerle, y la
mujer rasgó la túnica de José por detrás. Ambos encuentran en la
puerta al amo de ella (a su marido). ¿Qué merece, dijo la mujer, el
que ha concebido intenciones culpables respecto de tu mujer, sino la
prisión o un castigo terrible?
Es ella, dijo José, que me ha solicitado para el mal.
Entonces un pariente de la mujer dio testimonio contra ella,
diciendo: Si tu túnica está rasgada por delante, es la mujer la que
dice la verdad y José es un embustero.
Pero si está rasgada por
detrás, es la mujer quien ha mentido y José habrá dicho verdad.
El marido examinó la
túnica, y vio que estaba rasgada por detrás. -He aquí vuestra
falsedad!, dijo el marido. Y ¡en verdad, son grandes vuestros
engaños!
Un día el rey de Egipto
dijo a los magnates de su reino: He vísto en sueños siete vacas
gordas devoradas por siete vacas flacas, y siete espigas verdes y
otras siete secas. ¡Señores! Explicadme mi visión, si sabéis
explicar los sueños.
¡Oh José, hombre verídico! Explícanos lo que significan siete
vacas gordas devoradas por siete vacas flacas, y siete espigas verdes
y otras siete secas, a fin de que cuando vuelva cerca de los que me
hen enviado, conozcan su explicación.
José le respondió:
Sembraréis durante siete años, como es costumbre; el trigo que
hayáis segado dejadlo en la espiga, excepto lo poco que emplearéis
en vuestras necesidades.
Luego vendrán siete años
de escasez que consumirán todo lo que habéis economizado, excepto
lo poco que cuidaréis de guardar.
Así es como hemos
establecido firmemente a José en este país; podrá escoger su
morada donde quiera. Dispensamos nuestros favores a quien queremos, y
no dejamos perecer la recompensa de los hombres que obran el bien.
La historia de los
profetas está llena de ejemplos instructivos para los hombres
dotados de sentido. Este libro no es un relato inventado a placer,
corrobora las escrituras reveladas antes, da la explicación de todo,
es la dirección y una prueba de la gracia divina para los creyentes.
Más de una vez los
infieles desearán haber sido musulmanes.
Déjales saciarse y
gozar, que la esperanza de una larga vida les divierta. Pronto sabrán
la verdad.
Hemos hecho descender la
Advertencia y somos sus guardianes.
Ya antes de ti enviamos
apóstoles entre las sectas de los antiguos.
Y no hubo un solo apóstol
a quien no hubiesen tomado por objeto de sus burlas.
Hemos extendido la tierra
y hemos hecho surgir montañas y hemos hecho brotar todas las cosas
en una proporción determinada.
Hacemos vivir y hacemos
morir; nosotros solos lo heredamos todo.
En cuanto a los que temen
a Dios, estarán en medio de jardines y de fuentes de agua.
Nosotros quitaremos de sus corazones toda falsedad; viviendo como
hermanos, descansarán sobre lechos mirándose cara a cara.
Hemos creado los cielos y
la tierra y todo lo que hay entre ellos para la verdad, y no en
vano. La hora vendrá. Tú, ¡Mahoma!, perdona con un
perdón hermoso.
Ya te hemos dado los siete versículos que deben ser repetidos
constantemente, así como el gran Corán.
Nosotros te bastamos contra los que se burlan.
¿No ven cuántas
generaciones hemos aniquilado antes de ellos? Las habíamos
establecido en el país más sólidamente que vosotros; hicimos caer
del cielo abundantes lluvias; hicimos correr ríos a sus pies; luego
los aniquilamos por sus pecados a hicimos surgir en su lugar una
generación nueva.
Antes de ti, otros
apóstoles han sido también objeto de burlas, y el castigo de que se
mofaban alcanzó a los burlones.
Si Dios te envía un mal,
él sólo podrá librarte de él, y si te concede un bien es porque
es omnipotente.
No hay bestias en la
tierra, ni pájaro que vuele con sus alas, que no formen una
comunidad semejante a vosotros. Nosotros no habíamos descuidado nada
en el Libro. Todas las criaturas serán congregadas un día.
Los que tratan nuestros
signos de mentiras, están sordos y mudos, andan errantes en las
tinieblas. Dios extravía al que quiere y conduce al que quiere por
el sendero recto.
Cuando ves a los infieles
entablar conversación sobre nuestros signos, aléjate de ellos hasta
que la entablen de otra manera. Satán puede hacerte olvidar este
precepto. Tan pronto como tú te acuerdes de ello, no permanezcas con
los malvados.
Aléjate de los que
consideran su religión como un juego y un pasatiempo. La vida de
este mundo les ha cegado. Adviérteles que toda alma será perdida
por sus obras. No habrá pares ella más protector ni intercesor que
Dios. Aun cuando ofreciese toda clase de compensación, será
rechazado. Los que estén destinados a la pérdida eterna en
retribución de sus obras, tendrán por bebida agua hirviendo, y un
suplicio cruel será el premio de su infidelidad.
He aquí cómo hicimos
ver a Abrahán el reino de los cielos y de la tierra, a fin de que
supiese de ciencia cierta.
Cuando la noche lo hubo
rodeado con sus sombras, vio una estrella, y exclamó: ¡He aquí mi
dueño! La estrella desapareció. Entonces dijo: Yo no amo a los que
desaparecen.
Salió la luna, y dijo:
¡He aquí mi dueño! y cuando ella se puso, exclamó: Si mi
verdadero Señor no me hubiese dirigido, me habría
extraviado.
Vio salir el sol, y dijo:
Éste es mi dueño, éste es mucho mayor. Pero cuando el sol se puso,
exclamó: ¡Oh pueblo mío! Soy inocente del culto idólatra que
vosotros profesáis.
Vuelvo mi rostro hacia el
que ha formado los cielos y la tierra; soy verdadero creyente, y en
modo alguno del número de los que asocian.
Dios es quien separa el fruto del hueso; hace salir la vida de lo
que está muerto y la muerte de lo que está vivo. Tal es Dios: ¿por
qué, pues, os apartáis de él?
Comed de todo alimento
sobre el cual haya sido pronunciado el nombre de Dios, si creéis en
sus signos.
No comáis cosas sobre
las cuales no ha sido pronunciado el nombre de Dios: esto es un
crimen. Los tentadores excitarán a sus clientes a disputar con
vosotros sobre este punto. Si los escucháis, llegaréis
a ser idólatras.
Dios abrirá para el
islam el corazón de aquel a quien quiera dirigir; él oprime, pone
estrecho y como procurando elevarse en el aire el corazón de aquel a
quien quiera extraviar. Tal es el castigo con que Dios alcanzará a
los que no creen.
Entre los animales, unos
están hechos para llevar fardos y otros para ser degollados.
Alimentaos de lo que Dios os concede, y no sigáis las huellas de
Satán, que es vuestro enemigo declarado.
Diles: En lo que me ha
sido revelado no hallo más prohibición para el que quiere
alimentarse que los animales muertos, la sangre que ha manado y la
carne del cerdo: pues es una abominación. Hay prohibición de comer,
por pura prevaricación, lo que ha sido muerto bajo la invocación de
otro nombre que no sea el de Dios, a no ser que se vea uno obligado a
ello y que no se coma por desobediencia a intención de pecar; y en
verdad, Dios es indulgente y misericordioso.
Todo el que ha hecho una
buena obra recibirá la recompensa décupla; el que ha cometido una
mala acción recibirá un precio equivalente. No serán oprimidos.
Tú admiras el poder de
Dios y ellos se mofan de él.
Si se les exhorta, no lo
tienen en cuenta para nada;
Si ven un signo de advertencia, se ríen de él.
Los que hayan creído y
practicado las buenas obras habitarán los jardines de delicias.
Permanecerán allí
eternamente en virtud de la promesa de Dios, de la promesa verdadera;
él es el Poderoso, el Prudente.
Ha creado los cielos y la
tierra sin columnas visibles; ha echado en la tierra montañas como
columnas para que no se conmoviese cuando estabais allí; ha
desparramado animales de todas clases Hacemos descender del cielo el
agua y con ella producimos cada pareja preciosa.
Ésta es la creación de
Dios; ahora presentadme lo que han hecho otros que no fuesen Dios.
Sí, los malvados están en un extravío evidente.
¡Oh hijo mío! Lo que no
tuviese más que el peso de un grano de mostaza, aunque estuviese
oculto en una roca, en el cielo o en la tierra, Dios lo presentará a
la luz del día, pues es penetrante y está instruido de todo.
¡Oh hijo mío! Observa
la oración, ordena el bien y prohíbe el mal, y soporta con
paciencia los males que pueden alcanzarte. Ésta es la resolución
indispensable en todas las cosas.
No hagas contorsiones con
la boca por desdén hacia los hombres; que tu paso no sea
orgulloso, pues Dios no gusta del hombre presuntuoso, vanidoso.
Procura moderar tu paso y
bajar la voz, pues la más desagradable de las voces es la voz del
asno.
El que se abandona
enteramente a Dios es justo y ha asido una asa sólida. El término
de todas las cosas está en Dios.
Que la incredulidad del
incrédulo no te aflija; volverán todos a nosotros y nosotros les
volveremos a decir cuáles fueron sus obras. Dios conoce lo que los
corazones ocultan.
Les haremos gozar durante
algún tiempo y luego les obligaremos a sufrir un rudo suplicio.
Las promesas de Dios son verdaderas. Que la vida de este mundo no
os deslumbre; que la ilusión no os ciegue sobre Dios.
Hemos concedido a David
un don que provenía de nosotros (el talento de cantar). Dijimos:
¡Oh montañas y pájaros! Alternad con él en sus cantos. Hemos
ablandado el hierro entre sus manos y le dijimos. -Haz con él
cotas de malla completas y observa bien la proporción de las mallas.
Hacedlo bien, pues yo veo vuestras acciones.
Sometimos el viento a
Salomón. Soplaba un mes por la mañana y otro mes por la tarde.
Hicimos brotar para él una fuente de bronce. Los genios trabajaron
en su presencia, con el permiso del Señor, y todo el que se apartaba
de nuestras órdenes era entregado al suplicio del brasero ardiente.
No hemos enviado un solo
apóstol a una ciudad, sin que los hombres opulentos hayan dicho: No
creemos en su misión.
No es por vuestras
riquezas ni por vuestros hijos como os acercaréis más a nosotros.
Sólo los que creen y obran el bien lo harán; a ellos la
recompensa duplicada como premio de sus acciones. Descansarán en
seguridad en las elevadas galerías del paraíso.
Dios no dirige al
embustero ni al incrédulo.
Ha creado los cielos y la
tierra mediante la verdad. Rueda el día sobre la noche y la noche
sobre el día; ha sometido el sol y la luna; uno y otra prosiguen su
carrera hasta un término marcado. ¿No es el Fuerte, el Indulgente?
Os creó a todos de un
solo individuo del que sacó luego su compañera. Os ha dado en
ganado ocho parejas. Os crea en las entrañas de vuestras madres,
haciéndoos pasar de una forma a otra, en las tinieblas de una triple
envoltura. El es el Dios vuestro Señor; a él pertenece el imperio.
No hay más Dios que él; ¿por qué, pues, os apartais de él?
Si sois ingratos, él es
bastante rico para pasar sin vosorros. Pero la ingratitud de sus
servidores le disgusta; a él le gustaría veros agradecidos. El alma
cargada con el fardo de sus obras no llevará el de ninguna
otra. Todos volveréis a vuestro Señor, y él os mostrará vuestras
obras.
¿No has visto cómo Dios
hace correr agua del cielo y la conduce a las fuentes ocultas en las
entrañas de la tierra; cómo hace germinar las plantas de diferentes
especies; cómo las hace madurar y amarillear; cómo, en fin, las
reduce a briznas secas? En verdad, hay en esto una advertencia para
los hombres dotados de sentido.
Dios ha hecho descender
de lo alto la palabra más hermosa que fue jamás pronunciada; ha
hecho de ella un libro cuyas partes se enlazan y se repiten; los
que temen a Dios sienten al oír su lectura que la piel se dilata y
se contrae sobre sus cuerpos; poco a poco, sus pieles y sus corazones
se suavizan ante el recuerdo y ante la palabra de Dios. Tal es la
dirección de Dios: con ella dirige a los que quiere; pero aquel a
quien Dios extravía, ¿dónde hallará una guía?
Ya hemos propuesto a los
hombres en este Corán toda clase de palabras, a fin de que
reflexionen.
¿Quién puede extraviar
a aquel a quien Dios dirige? ¿No es Dios poderoso y vengantivo?
Cuando se pronuncia el
nombre del Dios único, los corazones de los hombres que no creen en
la vida futura, se contraen de despecho. Pero que se haga mención de
aquellos a quienes adoran al lado de Dios, y les veréis esponjarse
de alegría.
Si los malvados poseyesen
todo lo que la tierra contiene y otro tanto más, lo darían el día
de la resurrección por librarse de los sufrimientos del suplicio.
Entonces verán venir de parte de Dios cosas que no se imaginaban.
Sólo los infieles
provocan disputas sobre los signos de Dios; pero que su prosperidad
en estos países no te deslumbre.
Los que discuten sobre
los milagros de Dios sin haber recibido ningún argumento en su
apoyo, se atraen un gran odio de Dios y de los creyentes. Dios
imprime un sello en el corazón de todo hombre orgulloso y violento.
Los infieles dicen: No
escuchéis la lectura del Corán, o bien: Hablad alto para eclipsar
la voz de los que lo leen.
La recompensa de los
enemigos de Dios es el fuego; les servirá de morada eterna porque
han negado nuestros signos.
Pero los que exclaman:
Nuestro Señor es Dios, y se encaminan hacia él, reciben las visitas
de los ángeles que les dicen: No temáis nada y no os aflijáis;
regocijaos con el paraíso que os ha sido prometido.
Somos vuestros
protectores en este mundo y en el otro; tendréis allí todo lo que
desean vuestos corazones y todo lo que pidáis.
Todo el que obra el bien lo hace en provecho suyo; el que obra el
mal, lo hace en detrimento suyo, y Dios no es el tirano de los
hombres.
Cuando hemos concedido un
favor al hombre, se aleja, nos evita; cuando le hiere una desgracia,
nos dirige una plegaria muy larga.
Al que quiera cultivar el
campo de la vida futura, nosotros se lo agrandaremos; el que desee
cultivar el campo de este mundo, lo obtendrá igualmente, pero no
tendrá ninguna parte en el otro.
Escucha a los que creen y
practican el bien; les colma con sus favores. El castigo terrible
está reservado a los incrédulos.
Todos los bienes que
habéis recibido no son más que un goce temporal, lo que Dios
reserva vale más y es más duradero a los ojos de los que creen y
ponen su confianza en Dios;
Que evitan los grandes
pecados y la deshonestidad; que, llevados de la ira, saben perdonar;
Que habiendo sufrido un
daño lo remedian ellos mismos,
Y vuelven por el mal un
mal igual. Sin embargo, al que perdona y se reconcilia con su
adversarío, Dios le deberá una recompensa; pues no ama a los
opresores.
No se podrá atacar al
hombre que venga una injusticia que se le ha hecho.
Se atacará a los que
oprimen a los demás y a los que obran con violencia y contra toda
justicia; a esos les está reservado un castigo doloroso.
Es sabiduría de la vida
el soportar con paciencia y perdonar.
No es dado al hombre que
Dios le dirija la palabra; si lo hace es por medio de la revelación
o a través de un velo.
O bien envía a un
apóstol, a fin de que éste con su permiso le revele lo que Dios
quiere.
Acuérdate de lo que dijo Abrahán a su padre y a su pueblo: Soy
inocente de vuestro culto.
Sólo adoro al que me ha creado; me dirigirá por el camino recto.
Los demonios
apartarán a los hombres del sendero de Dios, y, sin embargo,
creen seguir el camino recto,
Si se propone a tu pueblo
el hijo de María como ejemplo, no quieren oír hablar de él.
Dicen: ¿Valen más
nuestros dioses que el hijo de María, o el hijo de María más que
nuestros dioses? No hacen esta pregunta más que para provocar la
disputa. Sí, en verdad son tramposos.
Jesús no es más que un
servidor (hombre) a quien hemos colmado con nuestros favores y
a quien proponemos como ejemplo a los hijos de Israel.
Cuando Jesús vino a en
medio de los hombres, acompañado de signos, dijo: Os traigo la
sabiduría y vengo a explicaros lo que es objeto de vuestras
disputas. Temed, pues, a Dios y obedecedme.
No hemos creado los cielos y la tierra y cuanto hay en ellos para
que nos sirva de juego.
Los hemos creado en toda
verdad (seriamente); pero la mayor parte de ellos no lo saben.
Hemos hecho el Corán
fácil de comprender dándotelo en tu lengua. Tal vez los
hombres reflexionen.
Hay en los cielos y en la
tierra signos para los creyentes.
En vuestra creación, en
todos los animales difundidos por la tierra, hay signos para las
gentes que creen firmemente.
En la sucesión del día
y de la noche, en los beneficios que Dios envía del cielo y con los
cuales vivifica la tierra muerta poco antes y en la dirección que
imprime a los vientos, hay signos para los hombres que tienen
inteligencia.
Pues todo el que hace el
bien, lo hace para sí mismo; todo el que hace el mal, lo hace contra
sí mismo (en su detrimento). Todos volveréis a Dios.
Este Corán es
como la luz para los hombres; él es la dirección y una prueba de
la misericordia de Díos para los que creen firmemente.
Antes del Corán existía
el libro de Moisés, dado para serla guía de los hombres y la
prueba de la bondad de Dios; ahora bien, éste (el Corán)
confirma el otro en lengua árabe, a fin de que los malvados
sean advertidos y a fin de que los virtuosos aprendan felices nuevas.
Hemos recomendado al
hombre que obre bien con su padre y con su madre; su madre le ha
llevado con pena y le ha puesto en el mundo con pena, y el embarazo y
el amamantamiento hasta el destete durante treinta meses.
Llega por fin a la madurez, llega a los cuarenta años, y entonces
dirige a Dios esta plegaria: Señor, inspírame reconocimiento por
los beneficios con que me has colmado; haz que yo practique el bien
que te place; hazme feliz en mis hijos. Yo vuelvo a ti y soy del
número de los que se resignan a tu voluntad.
Y tú, Mahoma, ten
paciencia, como tenían paciencia los hombres de resolución entre
los enviados de Dios; no procures apresurar el castigo. Un
día, cuando vean el cumplimiento de las amenazas.
En el momento en que sean llamados a ver lo que les ha sido
prometido, les parecerá que no han permanecido en sus tumbas más
que una hora del día. Tal es la exhortación. ¿Y quién será
aniquilado más que los malvados?
Los embusteros que
se extravían en la profundidad de la ignorancia
Preguntan cuándo vendrá el día de la retribución.
Ese día serán quemados
en el fuego.
Se les dirá: Sufrid la
pena que apresurabais.
Los que temen a Dios
estarán en medio de jardines y de arroyos,
Gozando de lo que su Señor les ha dado, porque habían practicado
el bien.
Dormían poco de noche
(pasaban la mayor parte orando),
Y al nacer la aurora
pedían perdón por sus pecados.
En sus bienes había una
parte para el mendigo y para el infortunado.
Advierte
a los hombres, pues tú sólo eres un amonestador;
Tú
no tienes poder absoluto sobre ellos;
Pero
al que vuelve la espalda y no cree
Dios
le hará sufrir el gran castigo.
A
mí es a quien volverán.
Y
luego yo me encargo de su cuenta.
Loa a Dios que ha enviado
a su servidor el Libro en que no ha puesto tortuosidades.
Un libro destinado
a advertir a los que dicen: Dios tiene un hijo.
No tienen ningún
conocimiento de él, como tampoco sus padres. Es un pecado enorme la
palabra que sale de sus bocas. Es una mentira.
No digas jamás: Haré
tal cosa mañana, sin añadir: Si tal es la voluntad de Dios.
Acuérdate de Dios, si llegas a olvidarlo, y di: Tal vez Dios me
dirigirá hacia el verdadero conocimiento de esta aventura.
Las riquezas y los hijos
son los ornamentos de la vida de este mundo; pero las cosas que
restan, las buenas obras, producirán más cerca de tu Señor como
recompensa y como esperanza.
Dios envía del cielo el
agua con que da vida a la tierra cuando está muerta. Hay en esto un
signo para los que escuchan.
Hallaréis en los
animales signos propios pares instruiros. Os hacemos beber lo que en
sus entrañas está entre los alimentos elaborados y la sangre: es
la leche pura, de una absorción tan dulce para los que la beben.
Entre los frutos, tenéis
la palmera y la vid, de donde sacáis una bebida embriagadora y un
alimento agradable. En esto hay signos para los que entienden.
Tu Señor ha hecho esta
revelación a la ABEJA: Búscate casas en las montañas, en los
árboles y en las construcciones de los hombres.
Aliméntate de toda close
de frutos y camina por los caminos practicados por tu Señor. De sus
entrañas (de las entrañas de las abejas) sale un licor de
difierentes especies; contiene un remedio para los hombres. En
verdad, en esto hay signos para los que reflexionan.
Dios os ha favorecido a
los unos más que a los otros en la distribución de sus dones. Pero
los que han sido favorecidos, ¿hacen participar de estos bienes a
sus esclavos hasta el punto que todos tengan una parte igual?
¿Negarán los beneficios de Dios?
No os parezcáis a
aquella mujer que deshizo el hilo que había torcido sólidamente; no
hagáis entre vosotros juramentos pérfidos porque veáis que una
tropa de entre vosotros parece ser más numerosa que otra. Dios
procura probaros respecto a este punto; pero en el día de la
resurrección os recordará el objeto de vuestras diferencias.
Lo que poseéis pasa, y
lo que está cerca de Dios permanece. Daremos a los perseverantes la
recompensa que les es debida, la recompensa más conforme a
sus obras.
Alimentaos de los alimentos que Dios os concede, de los alimentos
lícitos y buenos, y sed agradecidos a los beneficios de Dios, si es
él a quien adoráis.
Os ha prohibido
alimentaros de la carne de los animales muertos, de sangre y de carne
de cerdo, así como de todo alimento sobre el cual se haya invocado
un nombre distinto del de Dios; pero si alguien se ve obligado a ello
y si no lo hace como transgresor reflexivo y como rebelde,
Dios es indulgente y misericordioso; él se lo perdonará.
Llama a los hombres
al sendero de Dios mediante la prudencia y mediante juntas
amonestaciones; si disputas con ellos, hazlo de la manera más
honrada; pues tu Señor conoce como nadie a aquellos que desvían de
su sendero y a los que siguen el camino recto.
Cuando ejercéis
represalias, que sean semejantes a las ofensas que hayáis recibido;
pero si preferís soportarlas con paciencia, esto aprovechará mejor
a los que hayan sufrido con paciencia.
Ten, pues, paciencia;
pero la paciencia no te será posible a no ser con la ayuda de
Dios. No te aflijas a causa de ellos; que tu corazón no esté en la
angustia a causa de sus maquinaciones, pues Dios está con los que le
temen y obran el bien.
Noé gritó a Dios,
y dijo: Señor, he llamado a mi pueblo hacia ti, noche y día, pero
mi llamada no hace más que aumentar su alejamiento.
Les decía: Implorad el
perdón del Señor; está decidido a perdonar.
Hará llover del cielo
abundantes lluvias;
Noé clamó a Dios,
y dijo. Señor, no dejes subsistir ni a un solo infiel;
Porque, si los dejases, seducirían a tus servidores y no
engendrarían más que impíos e incrédulos.
Éste es un libro que lo
hemos enviado de lo alto para que hagas salir a los hombres de las
tinieblas a la luz y para que los conduzcas con el permiso de su
Señor hacia el sendero del Poderoso, del Glorioso.
Todos los hombres
aparecerán ante Dios; los débiles de la tierra dirán a los
poderosos: Caminamos en pos de vosotros; ¿no podéis quitarnos algo
del castigo de Dios?
Ellos responderán: Si
Dios nos hubiese dirigido, os habríamos servido de guías.
Compadecernos por nuestros tormentos o sufrirlos en silencio es todo
uno para nosotros. No hay refugio para nosotros.
¿No sabéis a qué
compara Dios la buena palabra? Es un buen árbol, sus raíces están
unidas firmemente al suelo y sus ramas se elevan hasta el cielo.
Da frutos en cada
estación. El Señor habla a los hombres por medio de parábolas, a
fin de que reflexionen.
La palabra mala es como
un árbol malo; está a flor de tierra y no tiene estabilidad.
Tal es el aviso dirigido
a los hombres. Que saquen de él sus enseñanzas, y sepan que Dios es
uno y que los hombres de sentido reflexionan.
Se acerca el tiempo en
que los hombres rendirán cuenta, y, sin embargo, sumidos en la
indiferencia, se extravían.
Es más, dicen: No es más
que un montón de sueños; él es el que lo ha inventado (el
Corán); es un poeta; que nos haga ver un milagro, como hacían
los enviados de otro tiempo.
No hemos creado el cielo,
la tierra y todo lo que hay entre ellos para divertimos.
Si hubiésemos querido
divertimos, habríamos hallado juguetes en nuestra casa, si
hubiésemos querido hacerlo absolutamente.
¿No ven los infieles que
los cielos y la tierra formaban una masa compacta y que nosotros los
hemos separado y que por medio de agua damos la vida a todas las
cosas? ¿No creerán?
Diles: Os predico lo que
me ha sido revelado; pero los sordos no oyen cuando se les predica.
Que un solo soplo del
castigo de Dios les alcance, y gritarán: ¡Desgraciados de nosotros,
éramos impíos!
Acuérdate de Job, cuando
gritó hacia su Señor: He aquí la desgracia que me alcanza; pero tú
eres el más compasivo de los compasivos.
Le escuchamos y le
libramos del mal que le agobiaba; le devolvimos su familia y añadimos
otra nueva, por efecto de nuestra misericordia y para servir de
advertencia a los que nos adoran.
Yo no sé, pero esta
dilación es tal vez para probaros y haceros gozar de este mundo
hasta cierto tiempo.
Felices son los
creyentes,
Que hacen la oración con
humildad,
Que evitan toda palabra
deshonesta,
Que hacen limosnas,
Que saben dominar sus
apetitos carnales
Los que guardan los
depósitos confiados a sus cuidados y los compromisos,
Que observan las horas de
la plegaria,
Éstos serán verdaderos
herederos,
Que herederán el paraíso
para permanecer allí eternamente.
No avanzamos ni reculamos
el término fijado para la existencia de cada pueblo.
Enviamos sucesivamente
apóstoles. Cada vez que se presentó un enviado ante su pueblo, éste
le trató de impostor; hemos hecho suceder un pueblo a otro, y hemos
hecho aquí la fábula de las naciones. Atrás con los que no creen.
Dimos el Pentateuco a
Moisés, a fin de que los israelitas fuesen dirigidos por el camino
recto.
Hicimos del hijo de
María, así como de su madre, un signo para los hombres. Les dimos a
ambos por morada un lugar elevado, tranquilo y abundante en
manantiales de agua.
No imponemos a ninguna
alma más que la carga que pueda soportar. En nosotros está
depositado el libro que dice la verdad; los hombres no serán
tratados injustamente.
Dirán: ¿Es él
(Mahoma) quien lo ha inventado? No.
¡Oh Mahoma! es más bien la verdad venida de tu Señor para que tú
adviertas a un pueblo que no ha tenido profeta antes de ti, y a fin
de que todos sean dirigidos por el camino recto.
El castigo de Dios es inminente.
¡Oh Mahoma!,
predica a los infieles; gracias a Dios, tú no eres adivino,
ni poseído.
Dirán: ¿Ha forjado él
inismo el Corán? -Es más bien que no creen.
Si viesen caer un
fragmento del cielo, dirían: Es una nube amontonada.
Espera con paciencia el
juicio de tu Señor; tú estás ante nuestros ojos. Celebra las
alabanzas de tu Señor cuando te levantes,
Y por la noche, celebra sus alabanzas cuando las esrtrellas se
van.
Bendito sea aquel en cuya
mano está el imperio y que es omnipotente.
Él es el que ha creado
la muerte y la vida para ver quién de vosotros obraba mejor. Es el
Poderoso, el Indulgente.
Poco falta para que el infierno estalle de furor: siempre que se
precipite en él a una multitud de infieles, los guardianes del
infierno les gritarán: ¿No había ido a predicaros ningún apóstol?
Di: ¿Qué os parece? Si mañana absorbe la tierra todas las
aguas, ¿quién hará brotar agua corriente y límpida?
69
Si Mahoma hubiese
forjado algún discurso por cuenta nuestra
Lo habríamos asido por
la mano derecha
Y le habríamos cortado
la vena del corazón,
Y no lo habríamos
defendido contra ninguno de vosotros.
Hay quien pide un castigo
sin dilación
Para los infieles. Nadie
es capaz de impedir
Que Dios lo realice,
Dios, dueño de las GRADAS.
Gradas por las que
los ángeles y el espíritu suben hacia él en el espacio de
un día, cuyo espacio es de cincuenta mil años.
Espera, pues, con
paciencia.
Ellos (los infieles)
consideran el día del juicio como lejano,
Y nosotros lo vemos cerca.
Te hemos advertido de la
próxima venida del suplicio.
El día en que el hombre
vea las obras de sus manos y en que el infiel exclame: ¡Ojalá fuese
polvo!
¿Es más difícil
crearos a vosotros, o los cielos?
Dios es quien los ha
construido; elevó alta su cima y le dio forma perfecta.
Dio las tinieblas a su
noche e hizo lucir su día .
Y luego extendió la
tierra.
Hizo brotar sus aguas y
germinar sus pastos,
Ha sujetado las montañas.
Todo para vuestro
goce y el de vuestros rebaños.
Y cuando ocurra el gran
trastorno.
Entonces todo hombre
rebelde
Que ha preferido la vida
de aquí abajo,
Tendrá el infierno por
morada.
¡Oh hombre! ¿Qué es lo
que te ha cegado para no ver a tu generoso dueño,
A tu dueño, que te ha
creado, que te ha dado perfección y exactitud en tus formas,
En verdad, hay
guardianes que os vigilan,
¿Por qué, cuando se les
recita el Corán, no se prosternan?
Es más, los infieles lo
tratan de impostura:
Pero Dios conoce su odio
secreto.
Anuncia el castigo
terrible.
Dios produce la creación
y la hace volver a su seno. Volveréis a él.
Celebrad, pues, a Dios
mañana y tarde.
Pues la gloria le
pertenece en los cielos y en la tierra; celebradle a la entrada de la
noche, y cuando descanséis al mediodía.
Únicamente los malvados
siguen sus pasiones sin discernimiento. ¿Y quién dirigirá a aquel
a quien Dios ha extraviado? ¿Quién puede servirle de protector?
Levanta, pues, piadoso y
devoto, tu frente para esta religión, obra de Dios, obra por
la cual ha creado a los hombres. La creación de Dios no podría ser
cambiada. Esta religión es inmutable; pero la mayor parte de los
hombres no la entienden.
Cuando hacemos probar a los hombres los beneficios de nuestra
gracia, se entregan a la alegría; pero si les sorprende una
desgracia como castigo de sus pecados, entonces se desesperan.
El dinero que dais
con usura para aumentarlo con el bien de los demás no medrará cerca
de Dios; pero toda limosna que hagáis para obtener las miradas
benévolas de Dios os será duplicada.
Dios es el que os ha
creado de debilidad; después de la debilidad, os concede la fuerza,
y después de la fuerza, vuelve a traer la debilidad y las canas.
Crea lo que quiere; es el Sabio, el Poderoso.
¿Se figuran los hombres
que les dejarán tranquilos con tal que digan: Creemos, y que no se
les pondrá a prueba?
Hemos puesto a prueba a
los que les han precedido, y en verdad, Dios conoce perfectamente a
los que dicen la verdad y a los que mienten.
Todo el que hace esfuerzos, los hace por su propio bien, pues Dios
puede pasar sin todo lo de este mundo.
Dios conoce a los
creyentes; conoce también a los hipócritas.
Los que buscan protectores fuera de Dios se parecen a la ARAÑA
que se construye una morada; ¿hay una morada más frágil que la
morada de la araña? ¡Si ellos lo supiesen!
No entabléis
controversias con los hombres de las Escrituras, a no ser de la
manera más honesta, a menos que se trata de hombres malvados. Decid:
Creemos en los libros que os han sido enviados, así como en aquellos
que nos han sido enviados. Nuestro Dios y el vuestro es el mismo, y
nos resignamos por completo a su voluntad.
Sí, el Corán es una
colección de signos evidentes en los corazones de los que han
recibido la ciencia; únicamente los malvados niegan nuestros signos.
Cuántas criaturas en
el mundo que no toman ningún cuidado de su alimento! Es Dios el
que los alimenta como os alimenta, el que lo oye y lo ve todo.
La vida de este mundo no
es más que un pasatiempo y juego; pero la morada del otro mundo es
la verdadera vida. ¡Ah! ¡Si ellos lo supiesen!
Dirigiremos por nuestros
senderos a todos los que hagan esfuerzos por nuestra causa, y en
verdad, Dios está con los que obran el bien.
Desgraciados de los que
falsean la medida o el peso,
Que comprando exigen una
medida llena,
Y que cuando miden o
pesan para los demás los engañan.
He aquí el libro que no
ofrece duda; él es la dirección de los que temen al Señor;
De los que creen en las cosas ocultas y de los que observan
puntualmente la oración y hacen larguezas con los bienes que
nosotros les dispensamos;
Ellos solos serán
conducidos por su Señor; ellos solos serán bienaventurados.
En cuanto a los infieles,
les es igual que les hagas o no advertencias: no creerán.
Dios ha puesto un sello
en sus corazones y en sus oídos; sus ojos están cubiertos por una
venda y les espera el castigo cruel.
Hay hombres que dicen: Creemos en Dios y en el día final, y, sin
embargo, no son del número de los creyentes.
Procuran engañar a Dios
y a los que creen; pero sólo se engañarán a sí mismos, y no lo
comprenden.
Cuando se les dice:
Creed, creed como creen tantos otros, responden: ¿Hemos de creer
como creen los necios? ¡Ay! ¡Ellos mismos son los necios; pero no
lo comprenden!
Cuando Dios dijo a los
ángeles: Voy a establecer un vicario en la tierra, los ángeles
respondieron: ¿Vas a colocar en la tierra un ser que cometerá
desórdenes y derramará la sangre, mientras que nosotros celebramos
tus alabanzas, te golorificamos y proclamamos sin cesar tu santidad?
Yo sé, respondió el Señor, lo que vosotros no sabéis.
Dios enseñó a Adán los
nombres de todos los seres, y luego, llevándolos a la presencia de
los ángeles, les dijo: Nombrádmelos, si sois sinceros.
¡Alabado sea tu nombre!,
respondieron los ángeles, nosotros no poseemos más ciencia que la
que tú nos has enseñado; tú eres el sabio, el prudente.
Dios dijo a Adán:
Enséñales los nombres de todos los seres, y cuando él (Adán) lo
hubo hecho, el Señor dijo: ¿No os he dicho que conozco el secreto
de los cielos y de la tierra, lo que hacéis a la luz del día y lo
que ocultáis?
Cuando ordenamos a los
ángeles adorar a Adán, todos lo adoraron, excepto Eblis; éste se
negó y se hinchó de orgullo, y fue del número de los ingratos.
Nosotros dijimos a Adán:
Habita el jardín con tu esposa; alimentaos abundantemente con sus
frutos, sea cual fuere el fruto del jardín en que se hallen; pero no
os acerquéis a este árbol, por temor a que os convirtáis en
culpables.
Satán hizo resbalar su pie y los hizo desterrar del lugar en que
se hallaban. Entonces nosotros les dijimos: Descended de ese lugar,
enemigos los unos de los otros, la tierra os servirá de morada y de
usufructo temporales.
Adán aprendió de su
Señor palabras de oración; Dios volvió a él porque gusta
de volver al hombre que se arrepiente; es misericordioso.
Llamad en vuestro auxilio
la paciencia y la oración; la oración es una carga, pero no para
los humildes.
Ciertamente, los que
creen, y los que siguen la religión judía, y los cristianos, y los
sabios, en una palabra todo el que cree en Dios y en el día
final y que haya obrado el bien: todos estos recibirán una
recompensa de su Señor, el temor no les alcanzará y no estarán
afligidos.
Ahora, ¡oh
musulmanes!, ¿deseáis que ellos (los israelitas de aquel
tiempo) llegen a ser creyentes por vosotros (por daros gusto)?
Sin embargo, algunos de ellos obedecían a la palabra de Dios; pero
en lo sucesivo la alternaron después de haberla comprendido, y lo
sabían muy bien.
Entre ellos la
generalidad de los hombres no conocen el libro (el Pentateuco), sino
solamente los cuentos engañosos, y no tienen más que ideas
vagas. ¡Desgraciados de los que, al escribir el libro con sus manos
corruptoras, dicen: He aquí lo que proviene de Dios, para
sacar de ello un beneficio ínfimo! ¡Desgraciados de ellos, a causa
de lo que han escrito sus manos y a causa de la ganancia que de ello
sacan!.
Pero los que han creído
y practicado el bien, ésos estarán en posesión del paraíso y
permanecerán en él eternamente.
El que sea enemigo del
Señor, de sus ángeles, de sus enviados, de Gabriel y de Miguel,
tendrá a Dios por enemigo; porque Dios odia a los infieles.
Los judíos dicen: Los
cristianos no se apoyan en nada; los cristianos, por su parte,
dicen: Los judíos no se apoyan en nada; y, sin embargo, unos y
otros leen las escrituras; los que no conocen nada emplean
lenguaje semejante. El día de la resurrección, Dios decidirá entre
ellos acerca del objeto de la disputa.
Dicen: Dios tiene un
hijo. Por su gloria, no;
decid más bien que: Todo lo que está en los
cielos y en la tierra le pertenece y todo le obedece.
Aquellos a quienes hemos
dado el Libro (las Escrituras) y que lo leen como conviene
leerlo, esos creen en él; pero los que no le prestan fe serán
entregados a la perdición.
Cuando Abrahán a Ismael
hubieron levantado los cimientos de la casa, exclamaron: Dignaos
recibirla ¡oh Señor nuestro! pues tú entiendes y lo conoces todo.
¡Oh Señor nuestro! Haz
que nos resignemos a tu voluntad (musulmanes), que nuestra posteridad
sea un pueblo resignado a tu voluntad (musulmán); enséñanos los
ritos sagrados y dígnate fijar tus miradas en nosotros, pues tú
gustas de la penitencia y eres misericordioso.
Se os dice: Sed judíos o
cristianos y estaréis en el buen camino. Respondedles. Somos más
bien de la religión de Abrahán, verdadero creyente, y que no era
del número de los idólatras.
Si ellos (los judíos y
los cristianos) adoptan vuestra creencia, están en el camino recto;
si se alejan de él, hacen una excisión con nosotros; pero Dios os
basta, entiende y sabe todo.
Así es como hemos hecho
de vosotros, ¡oh arabes! una nación intermediaria, a fin de que
seáis testigos frente a frente de todos los hombres y de que el
Apóstol sea testigo respecto de vosotros.
Nosotros no hemos
establecido la precedente kebla más que para distinguir aquel
de vosotros que haya seguido al profeta del que se aparte de él.
Este cambio es una molestia, mas no para aquellos a quienes Dios
dirige. No es Dios el que dejará el fruto de vuestra ley,
pues está lleno de bondad y de misericordia para los hombres.
Te hemos visto volver el rostro a todos los lados del cielo;
queremos que
en lo sucesivo lo vuelvas hacía una
región en la cual tú te complacerás. Vuélvelo, pues, hacia la
playa del oratorio sagrado. En cualquier lugar que estéis, volveos
hacia esa playa. Los que han recibido las Escrituras saben que es la
verdad que proviene del Señor, y Dios no desatiende sus acciones.
Aun cuando hicieses en
presencia de los que han recibido las Escrituras toda clase de
milagros, no adoptarían tu kebla (dirección en la plegaria).
Tú no adoptarás tampoco la suya. Entre ellos mismos, los unos no
siguen la kebla de los otros. Si, después de la ciencia que
tú has recibido, siguieses sus deseos, serías del número de los
impíos.
De cualquier lugar que
salgas, vuelve tu rostro hacia el oratorio sagrado. En cualquier
lugar que estéis, volved vuestro rostro hacia ese lado, a fin de que
los hombres no tengan pretexto alguno de disputa contra vosotros.
Respecto a los impíos, no los temáis; pero temedme, a fin de que yo
realice mis beneficios para vosotros y que estéis en la senda
derecha.
Acordaos de mí y yo me
acordaré de vosotros; dadme acciones de gracias y no seáis
infieles.
¡Oh hombres! alimentaos
con todos los frutos lícitos y buenos. No sigáis las huellas de
Satán, porque es vuestro enemigo declarado.
Os ordena el mal y las
torpezas; os enseña a decir de Dios lo que vosotros no sabéis.
La piedad no consiste en
volver vuestras caras hacia Levante o Poniente. Piadoso es el que
cree en Dios y en el día final, en los ángeles y en el libro, en
los profetas; el que, por el amor de Dios, da de su haber a sus
semejantes, a los huérfanos, a los pobres, a los viajeros y a los
que piden; el que rescata los cautivos, el que hace la oración, el
que da limosna y cumple los compromisos contraídos, y el que es
paciente en la adversidad, en los tiempos duros y en los tiempos de
violencias. Estos son justos y temen al Señor.
En la ley del talión
está vuestra vida, ¡oh hombres dotados de inteligencia! Tal vez
acabaréis por temer a Dios.
Os está prescrito que
cuando uno de vosotros está próximo a morir, debe dejar por
testamento algún bien a su padre, a su madre y a sus allegados de
una manera generosa. Éste es un deber para los que temen a Dios.
¡Oh creyentes! os está
prescrito el ayuno, del mismo modo que ha sido prescrito a los que os
han precedido. Temed al Señor.
El ayuno no durará más
que unos cuantos días. Pero el que está enfermo o de viaje (y
que no haya podido cumplir el ayuno en el tiempo prescrito)
ayunará después un número igual de días. Los que, pudiendo
soportar el ayuno, lo rompan, darán a título de expiación el
alimento de un pobre. Todo el que realiza voluntariamente una obra de
devoción obtiene más. Ante todo, es bueno que observéis el ayuno,
si conocéis la ley.
La luna de Ramadán,
durante la cual descendió el Corán de lo alto para servir de
dirección a los hombres, de explicación clara de los preceptos, y
de distinción entre el bien y el mal, es el tiempo en que hay
que ayunar. El que esté enfermo o de viaje ayunará después un
número igual de días. Dios quiere vuestro bienestar y no quiere
vuestra molestia. Quiere únicamente que cumpláis el número exigido
y que le glorifiquéis, porque os dirige por la senda derecha; quiere
que seáis agradecidos.
Os está permitido
acercaros a vuestras mujeres en esa noche del ayuno. Ellas son
vuestro vestido y vosotros sois el suyo. Dios sabe bien que os
engañáis a vosotros mismos. Ha vuelto a vosotros y os ha perdonado.
Ved a vuestras mujeres en el deseo de recoger los frutos que os están
reservados. Os está permitido comer y beber hasta el momento en que
podáis distinguir un hilo blanco de un hilo negro. A partir de este
momento, observad estrictamente el ayuno hasta la noche. Durante este
tiempo, no tengáis comercio alguno con vuestras mujeres; pasadlo más
bien en actos de devoción en las mezquitas. Tales son los límites
de Dios. No os acerquéis a ellos por temor a trasponerlos. Así es
como desenvuelve Dios sus signos ante los hombres, a fin de que le
teman.
Combatid en la senda de
Dios contra los que os hagan la guerra. Pero no cometáis injusticia
atacándolos primero, pues Dios no ama a los injustos.
Combatidles hasta tanto
que no tengáis que temer la tentación y hasta que todo culto sea el
del Dios único. Si ponen término a sus acciones, entonces no más
hostilidades, a no ser contra los perversos.
Haced la peregrinación a
la Meca y la visita a los lugares santos; y si no
pudieseis por estar cercados por los enemigos, enviad alguna ofrenda.
No afeitéis vuestras cabezas hasta que la ofrenda haya llegado al
lugar en que debe ser inmolada. El que esté enfermo o que tenga que
afeitarse a causa de alguna indisposición, estará obligado a dar
satisfacción de esto mediante el ayuno, la limosna o alguna ofrenda.
Cuando no tenéis nada que temer de vuestros enemigos, el que se
contente con hacer la visita a los lugares santos y aplace la
peregrinación para otra época, debe hacer una ofrenda; si no tiene
medios, tres días de ayuno serán una expiación durante la
peregrinación misma, y siete después de su vuelta; diez días en
total. Esta expiación es impuesta a aquel cuya familia no se halla
presente en el oratorio sagrado. Rogad a Dios y sabed que es terrible
en sus castigos.
Hay hombre que te
agradará por la manera con que te habla de la vida de este mundo;
tomará a Dios por testigo de los pensamientos de su corazón. Él es
el más encarnizado adversario tuyo.
¡Oh creyentes! entrad
todos en la verdadera religión; no sigáis las huellas de Satán; él
es vuestro enemigo declarado.
Es posible que tengáis
aversión a lo que os es ventajoso y que os guste lo que os es
dañoso. Dios lo sabe; pero vosotros no lo sabéis.
Te interrogarán sobre el
vino y el juego. Diles: Lo mismo en el uno que en el otro hay mal y
ventajas para los hombres; pero el mal supera a las ventajas que
procuran. Te interrogarán también acerca de lo que deben gastar
en larguezas.
Respóndeles: Dad lo
superfluo. Así es como os explica Dios sus signos, a fin de que
meditéis.
Te interrogarán sobre
las reglas de las mujeres. Diles: Es un inconveniente. Separaos de
vuestras esposas durante este tiempo y no os acerquéis a ellas hasta
que estén purificadas. Cuando estén purificadas, vedlas, como Dios
os lo ha ordenado. Él ama a los que se arrepienten, ama a los que
procuran conservarse puros.
Nada de violencia en
religión. El camino verdadero se distingue bastante del error. El
que no crea en Thagut y crea en Dios, habrá asido una asa sólida y
libre de toda rotura. Dios lo oye y lo conoce todo.
Los que den limosna de
día o de noche, en secreto o en público, recibirán la recompensa
de Dios. El temor no descenderá sobre ellos y no serán afligidos.
Los que tragan el
producto de la usura se levantarán el día de la resurrección como
aquel a quien Satán ha mancillado con su contacto. Y esto porque
dicen: La usura es lo mismo que la venta. Dios ha permitido la venta
y prohibido la usura. Aquel a quien llegue esta advertencia del Señor
y que ponga término a esta iniquidad, obtendrá el perdón del
pasado; su suerte dependerá entonces de Dios. Los que vuelvan a la
usura serán entregados al fuego, donde permanecerán eternamente.
Si vuestro deudor pasa
apuros, aguardad a que salga de ellos. Si le aplazáis la deuda, será
más meritorio para vosotros, si lo sabéis.
Dios no impondrá a
ninguna alma un peso que sea superior a sus fuerzas. Lo que
haya hecho será alegado por ella o en contra de ella. Señor, no nos
castigues por faltas cometidas por olvido o por error. Señor, no nos
impongas el fardo que habías impuesto a los que han vivido antes que
nosotros. Señor, no nos cargues con lo que no podemos soportar.
Borra nuestros pecados, perdónanoslos, ten piedad de nosotros; tú
eres nuestro Señor. Danos la victoria sobre los infieles.
Cuando implorasteis la
asistencia del Altísimo, os atendió. Yo os apoyaré, dijo, con diez
mil ángeles que se sucederán sin interrupción.
Os hizo esta promesa, a
fin de llevar a vuestros corazones el goce y la confianza. Todo
socorro proviene de Dios, pues es poderoso y prudente.
Entonces le dijo a los
ángeles: Estaré con vosotros. Id a dar firmeza a los creyentes. Yo
sembraré el terror en el corazón de los infieles. Y vosotros,
golpeadles en las nucas y en los extremos de los dedos.
Todo el que vuelva la
espalda en el día del combate, a menos que sea para volver a la
carga o para reponerse, será herido por la ira de Dios. Su morada
será el infiemo, ¡qué horrible mansión!
No sois vosotros quienes
les matáis, sino Dios. Cuando lanzas un dardo, no eres tú
quien lo lanzas, sino Dios, para exponer a los fieles a una hermosa
prueba; pues Dios lo oye y lo sabe todo.
Habéis deseado la
victoria, ¡oh infieles!, y la victoria se ha vuelto contra vosotros.
Si sois los primeros en cesar de combatirnos, eso os será más
ventajoso. Si vosotros volvéis a ello, nosotros volveremos también.
La superioridad del número no os servirá de nada, pues Dios está
con los creyentes.
Los infieles gastan sus
riquezas para alejar a los demás de la senda de Dios; las gastarán
todas. Un amargo arrepentimiento será su fruto, y serán vencidos.
Oh creyentes! Cuando estáis enfrente de un ejército armado, sed
inquebrantables y repetid sin cesar el nombre del Señor. Seréis
benditos.
Obedeced a Dios y al profeta; no provoquéis disputas, pues
abatirían vuestro valor y os privarían del éxito. Sed
perseverantes, pues Dios está con los perseverantes.
¡Oh profeta, excita a
los creyentes al combate! Veinte homebres firmes de éstos aplastarán
a doscientos infieles. Cien harán huir a mil, porque los infieles no
comprenden nada.
Dios. No hay más Dios
que él, el Vivo, el Inmutable.
El amor a los placeres,
tales como las mujeres, los niños, los tesoros de montones de oro y
plata, los caballos con marcas impresas, los rebaños, los campos,
todo esto parece hermoso a los hombres; pero no son más que goces
pasajeros de este mundo; el retiro hermoso está junto a Dios.
Di: ¿Puedo anunciar a
los que temen algo mejor? En su Señor hallarán jardines regados por
corrientes de agua, donde permanecerán eternamente; mujeres exentas
de toda mancha, y la satisfacción de Dios. Dios mira a sus
servidores.
Di: Señor, el poder está
entre tus manos; tú lo das a quien quieres y se lo quitas a quien te
place; tú elevas a quien quieres y humillas a quien se te antoja. El
bien está en tus manos porque eres omnipotente.
Un día, los
ángeles dijeron a María: Dios te anuncia su Verbo. Se llamará el
Mesías, Jesús, hijo de María, ilustre en este mundo y en el otro,
y uno de los familiares de Dios.
Pues hablará a los
humanos, niño en la cuna y hombre hecho, y será del número de los
justos.
Señor, respondió Maria,
¿cómo he de tener un hijo? Ningún hombre me ha tocado. Así es,
respondió el ángel, como crea Dios lo que quiere. Dice: Sea, y es.
Le enseñará el Libro y
la sabiduría, el Pentateuco y el Evangelio. Jesús será su enviado
cerca de los hijos de Israel. Les dirá: Vengo hacia vosotros,
acompañado de los signos del Señor; formaré de barro la figura de
un pájaro, soplaré en él y, con el permiso de Dios, el pájaro
será vivo; curaré al ciego de nacimiento y al leproso; resucitaré
a los muertos con el permiso de Dios; os diré lo que hayáis comido
y lo que hayáis escondido en vuestras casas. Todos estos hechos
serán otros tantos signos para vosotros, si sois creyentes.
Los judíos imaginaron
artificios contra Jesús. Dios los imaginó contra ellos, y, en
verdad, Dios es el más hábil.
Jesús es a los ojos de
Dios, lo que es Adán. Dios lo formó del polvo y luego dijo: Sea, y
fue.
Estas palabras son la
verdad que proviene de tu Señor. Guárdate de dudarlo.
Vosotros que disputáis
acerca de las cosas de que estáis instruidos, ¿por qué intentáis
disputar acerca de las que no tenéis conocimiento? Dios sabe; pero
vosotros, vosotros no sabéis.
Abrahán no era ni judío ni cristiano; era piadoso y resignado a
la voluntad de Dios, y no era del número de los idólatras.
Los que más se atienen a
la creencia de Abrahán son los que le siguen. Tal es el profeta
(Mahoma) y los creyentes. Dios es el protector de los fieles.
Una parte de los que han
seguido las Escrituras desearían extraviaros; pero no hacen más que
extraviarse a sí mismos y no lo sienten.
Algunos de ellos torturan
las palabras de las Escrituras con sus lenguas, para haceros creer
que lo que dicen se halla allí realmente. No, esto no forma parte de
las Escrituras. Ellos dicen: Esto proviene de Dios. No, esto no
proviene de Dios. Ellos dicen mentiras sobre Dios, y lo saben.
¿Desean otra religión
que no sea la de Dios, mientras que todo lo que hay en los cielos y
en la tierra se somete a sus órdenes, de grado o por fuerza, y que
todo debe volver a él algún día?
Di: Creemos en Dios, en
lo que él nos ha enviado, en lo que ha revelado a Abrahán, a
Ismael, a Jacob y a las doce tribus; creemos en los libros santos que
Moisés, Jesús y los profetas han recibido del cielo; no
establecemos ninguna diferencia entre ellos; estamos resignados a la
voluntad de Dios (somos musulmanes).
Diles: Dios no dice más
que la verdad. Seguid, pues, la religión de Abrahán, que era
piadoso y no asociaba otros seres a Dios.
No seáis como los que,
después de haber sido testigos de signos evidentes, se han dividido
y se han entregado a las disputas, pues éstos sufrirán un castigo
cruel.
¡Oh creyentes! No
forméis uniones íntimas más que entre vosotros; los infieles no
dejarían de corromperos: desean vuestra pérdida. Su odio se deja
ver en sus palabras; pero lo que sus corazones ocultan todavía es
peor. Ya os hemos hecho ver pruebas evidentes de, ello, si es que
sabéis comprender.
Vosotros les amáis y
ellos no os aman; vosotros creéis en el libro entero; cuando os
encuentran dicen: Hemos creído; pero no bien os han abandonado,
cuando, inflamados de ira, se muerden los dedos. Diles: Morid en
medio de vuestra ira; Dios conoce el fondo de vuestros corazones.
No perdáis valor, no os
aflijáis, que seréis victoriosos si sois creyentes.
Más de un profeta ha
tenido que combatir a un enemigo seguido de innumerables tropas, y,
sin embargo, estos profetas no se han dejado abatir por los reveses
sufridos en la senda de Dios; no han vacilado en su fe y no se han
sometido cobardemente al enemigo. En verdad, Dios ama a los que
perseveran.
Si Dios viene en vuestro
auxilio, ¿quién podrá venceros? Si os abandona, ¿quién podrá
socorreros? Sólo en Dios ponen los creyentes su confianza.
Entre los judíos y los
cristianos, los hay que creen en Dios y en los libros enviados a
vosotros y a ellos, que se humillan ante Dios y no venden sus
enseñanzas por un precio vil.
¡Oh creyentes! Sed
pacientes; luchad en paciencia los unos con los otros; sed firmes y
temed a Dios. Seréis felices.
Pon tu confianza en Dios;
te basta tener a Dios por patrono.
Di: ¿Quién es el que os
dará un abrigo contra Dios, si quiere afligiros con una desgracia o
si quiere testimoniaros misericordia? No hallaréis contra él
patrono ni protector.
Dios rechazó a los
infieles con su ira. No han sacado ninguna ventaja en esta guerra.
Dios basta a los creyentes en los combates, pues Dios es fuerte y
poderoso.
Los hombres y las mujeres
que se abandonan enteramente a Dios, los hombres y las mujeres que
creen, las personas piadosas de ambos sexos, las personas justas de
ambos sexos, las personas de ambos sexos que lo soportan todo con
paciencia, los humildes de ambos sexos, los hombres y las mujeres que
hacen limosna, las personas de ambos sexos que observan el ayuno, las
personas castas de ambos sexos, los hombres y las mujeres que se
acuerdan de Dios a cada momento, todos obtendrán el perdón de Dios
y una recompensa generosa.
La salutación que
recibirán en el día en que comparezcan ante él, será esta
palabra: ¡Paz! (Selam). Les ha preparado, además, una recompensa
generosa.
No escuches a los
infieles ni a los hipócritas. Sin embargo, no les hagas daño. Pon
tu confianza en Dios. Dios te basta como patrón.
¡Oh creyentes!, temed al
Señor; hablad con rectitud.
Dios castigará a los
hipócritas de ambos sexos y a los idólatras de ambos sexos; pero
perdonará a los creyentes, hombres y mujeres. Es indulgente y
misericordioso.
Dios no os prohíbe ser buenos y equitativos con los que no han
combatido contra vosotros a causa de vuestra religión y que no os
han desterrado de vuestros hogares. Ellos aman a los que obran con
equidad.
Pero os prohíbe toda
unión con los que os han combatido por causa de religión, que os
han expulsado de vuestros hogares o que han ayudado a los otros a
hacerlo. Los que los tomasen por amigos serían malvados.
¡Oh creyentes! No
tengáis ningún comercio con aquellos contra quienes Dios está
irritado; desesperan de la vida futura, como han desesperado los
infieles de los que están en las tumbas.
¡Oh hombres! Temed a
vuestro Señor que os ha creado a todos de un solo individuo; creó
de él a su compañera, y luego, de estos dos seres, hizo salir
tantos hombres y mujeres. Temed al Señor, en cuyo nombre os hacéis
mutuas demandas, y respetad las entrañas que os han llevado;
en verdad, Dios os observa.
Los hombres deben tener
una porción de los bienes que dejen sus padres y madres y sus
allegados; las mujeres deben tener también una porción de lo que
dejen sus padres y madres y sus allegados. Que la herencia sea
considerable o de poco valor, débeseles una porción determinada de
ella.
Cuando los parientes, los
huérfanos y los pobres están presentes en el reparto, hacedles
obtener algo y emplead siempre con ellos un lenguaje cariñoso y
honesto.
Si dos individuos de
entre vosotros cometen una acción infame, hacedles daño a ambos;
pero si se arrepienten y se corrigen, dejadles tranquilos, pues a
Dios gusta perdonar y es misericordioso.
Dios mismo se encarga de
volver (de perdonar) a los que han pecado por ignorancia y que
se arrepienten luego. Dios les perdona, porque es sabio y
prudente.
El arrepentimiento no le
sirve de nada al que hace constantemente malas acciones y al que, al
acercarse la muerte, exclama: Me arrepiento. No les sirve de nada a
los que mueren infieles. Para éstos hemos preparado un castigo
doloroso.
No codiciéis los bienes
con que Dios os ha elevado los unos por encima de, los otros. Los
hombres tendrán cada uno la parte que hayan ganado y las mujeres la
porción que hayan ganado. A Dios es a quien pediréis sus dones. E1
tiene conocimiento de todo.
Adorad a Dios y no le
asociéis nada. Mostrad bondad a vuestros padres y madres, a vuestros
parientes, a los huérfanos, a los pobres, a los clientes que os
están unidos por la sangre y a los clientes extranjeros, a
vuestros compañeros, a los viajeros y a vuestros esclavos. Dios no
ama al hombre presuntuoso y vanidoso.
No ama a los que
son avaros y recomiendan la avaricia a los demás y ocultan
cuidadosamente lo que Dios les ha dado por efecto de su favor. Hemos
preparado a los infieles una pena ignominiosa.
¡Oh creyentes! No oréis
cuando estáis ebrios; esperad a que podáis comprender las
palabras que pronunciáis. No oréis cuando estáis sucios,
esperad a que hayáis hecho vuestras abluciones, a no ser que estéis
de viaje. Si estáis enfermos o de viaje, si acabáis de satisfacer
vuestras necesidades naturales o si habéis tenido comercio con una
mujer, frotaos el rostro y las manos con polvo a falta de agua. Dios
es indulgente y rnísericordioso.
Dios no perdonará que se
le asocien otros dioses; perdonará los otros pecado a quien quiera,
pues el que asocia a Dios otras criaturas comete un pecado enorme.
El que obedece a1 profeta
obedece a Dios. Nosotros no te hemos enviado para ser el guardián de
los que se apartan de ti.
Si alguien os saluda,
devolvedle el saludo, más atento aún, o, al menos, devolvedle el
saludo. Dios lo comprende todo.
El que mate a un creyente
voluntariamente, tendrá el infierno por recompensa, y en él
permanecerá eternamente. Dios, irritado contra él, le maldecirá y
le condenará a un suplicio terrible.
Terminada la oración,
pensad todavía en Dios, de pie, sentados o acostados. Tan pronto
como estéis en seguridad, haced vuestras oraciones. La oración es
para los creyentes una obligación de ciertas horas fijas.
No os deis tregua en la
persecución de vuestros enemigos. Si vosotros sufris, ellos sufrirán
como vosotros; pero vosotros debéis esperar de Dios lo que ellos no
pueden esperar. Dios es prudente y sabio.
¡Oh creyentes! No toméis
amigos entre los infieles más bien que entre los creyentes. ¿Queréis
suministrar a Dios un argumento contra vosotros?
Los hombres de las
Escrituras te pedirán que les hagas descender un libro del cielo.
Habían pedido a Moisés algo más, y le decían: Haznos ver a Dios
distintamente; pero cayó sobre ellos una tempestad terrible en
castigo de su maldad. Después tomaron como objeto de su adoración
el becerro, a pesar de que hubiesen venido ya signos evidentes. Pero
nosotros les perdonamos y hemos dado a Moisés pruebas evidentes.
Elevamos por encima de
sus cabezas el monte Sinaí como prenda de nuestra alianza, y les
dijimos: Entrad en la puerta de la villa prosternándoos ante el
Señor, no hagáis transgresión al sábado. Hemos concluido con
ellos un pacto solemne.
Pero ellos han violado su
pacto, han negado los signos de Dios, han condenado injustamente a
muerte a los profetas, han dicho: Nuestros corazones son
incircuncisos. Sí, Dios ha puesto el sello en sus corazones. Son
infieles; sólo creen un pequeño número.
No han creído en Jesús,
han inventado contra María una mentira atroz.
Dicen: Hemos condenado a
muerte al Mesías, a Jesús, hijo de María, al enviado de Dios. No,
no lo han matado, no lo han crucificado; un hombre que se le parecía
fue puesto en su lugar, y los que disputaban sobre esto han estado
ellos mismos en la duda. No lo sabían de ciencia cierta, no hacían
más que seguir una opinión. No lo han matado realmente. Diós lo ha
elevado a él, y Dios es poderoso y prudente.
Sabed que la vida de este
mundo no es más que un juego y una frivolidad; es un adorno, es un
motivo de vanagloria entre vosotros. El aumento de bienes y un gran
número de hijos son como la. lluvia; las plantas que animan gustan a
los infieles, pero pronto se marchitan y las verás secarse. Y al
cabo de todo esto, en el otro mundo, el suplicio terrible,
O el perdón de Dios y su satisfacción. La vida de este mundo no
es más que un goce temporal que deslumbra,
Competid, pues, en
premura para obtener el perdón de Dios y el paraíso, cuya extensión
iguala a la del cielo y la tierra, y que ha sido preparado para los
que creen en Dios y en sus apóstoles. Es un favor de Dios que
concederá a quien quiera, pues Dios es de una benevolencia inmensa.
Ninguna calamidad hiere
ni a la tierra ni a vuestras personas sin que haya sido escrita en el
Libro antes de que los hayamos creado. Esto era fácil a Dios.
No os aflijáis, pues, de
lo que se os escapes (en materia de bien) ni os regocijéis
excesivamente por lo que os ocurre. Dios no ama a los presuntuosos, a
los vanidosos,
Enviamos a Noé y a
Abrahán y establecimos el don de la profecía en sus descendientes,
así como el Libro (las Escrituras). Alguno de ellos sigue la senda
recta; pero la mayor pane son perversos.
Enviamos en pos de ellos
otros apóstoles, como Jesús, hijo de María, a quien dimos el
Evangelio; pusimos en los corazones de los discípulos que les han
seguido el dolor, la compasión; la vida monástica la han inventado
ellos mismos. Hemos prescrito nosotros únicamente el deseo de
agradar a Dios; pero no lo han observado como debían. Hemos dado la
recompensa a aquellos que han creído, pero la mayor parte son
perversos.
Cuando encontréis
infieles, matadles hasta el punto de hacer con ellos una carnicería
y estrechad fuertemente las trabas de los cautivos.
Luego ponedlos en
libertad o entregadlos mediante un rescate, cuando la guerra haya
cesado. Obrad así. Si Dios quisiese, triunfaría de ellos por sí
mismos; los exterminaría, pero os hace luchar para probaros a
unos por otros. Los que hayan sucumbido en el camino de Dios, Dios no
hará perecer sus obras.
Los introducirá en el
paraíso que les ha hecho conocer ya.
¡Oh creyentes! Si
asistís a Dios en su guerra contra los malvados, él también
os asistirá y dará firmeza a vuestros pasos.
Es porque Dios es el
patrono de los creyentes, y los infieles no tienen patrono.
A los que se vuelven
atrás después de haberles aparecido claramente la dirección
verdadera, Satanás les sugiere y dicta su conducta.
Aquellos que no creen y
que apartan a los demás de la senda de Dios, los que se han separado
del apóstol de Dios después que la verdadera dirección les ha
aparecido claramente, ésos no podrían dañar de ningún modo a
Dios, pero Dios puede aniquilar sus obras.
¡Oh creyentes!, obedeced
a Dios, obedeced al profeta, no hagáis nulas vuestras obras.
Dios sabe lo que cada
hembra lleva en su seno y cuánto se estrecha o se ensancha la
matriz. Todo tiene en él su medida.
Conoce lo que está
oculto y lo que está manifiesto. Él es el Grande, el Altísimo.
Para él todo es igual:
el que oculta sus palabras y el que las proclama en voz alta, el que
se envuelve en la noche y el que se present a la luz del día.
Todo hombre tiene
ángeles que se suceden sin cesar, colocados ante él, detrás de él;
velar por él por order del Señor. Dios no cambiará lo que ha
concedido a los hombres, mientras que ellos no sean los primeros en
cambiar lo que poseen de bien en mal. Cuando quiere
castigarlos, nadie puede oponerle obstáculo; los hombres no tienen
más protector que él.
Él es el que hace
brillar el rayo a vuestros ojos para inspirar terror y esperanza. Él
es el que suscita las nubes cargadas de lluvia.
El TRUENO celebra sus
alabanzas, los ángeles le glorifican penetrados de espanto. Él
lanza el rayo y alcanza a los que quiere mientras que disputan sobre
Dios, pues es inmenso en su poder.
Todo lo que hay en los
cielos y en la tierra se prosterna ante Dios de grado o por fuerza.
Las sombras mismas de todos los seres se inclínan ante él por
las mañanas y las noches.
Aquellos a quienes el
deseo de contemplar la faz de Dios hace constantes en la
adversidad, que cumplen con exactitud la oración, que dan en secreto
o en público bienes que nosotros les hemos dispensado y que borran
sus faltas con sus buenas obras, a esos 1a última mansión.
Los que violan el pacto
de Dios después de haberlo aceptado, los que separan lo que Dios ha
querido unir y cometen las iniquidades en la tierra, esos, cargados
de maldiciones, tendrán por mansión una horrible morada.
El castigo les alcanzará
en este mundo; otro más terrible espera en el otro; no tendrán
protector que les defienda contra Dios.
El MISERICORDIOSO ha
enseñado el Corán.
Ha creado al hombre;
Le ha enseñado la
elocuencia.
El sol y la luna se
mueven según un cálculo.
Las plantas y los árboles
se prosternan ante Dios.
En la tierra se hallan
los frutos, y la palmera da fruto cubierto de envoltura.
Y los cereales con su
paja y las plantas odoríferas.
¿Cuál de los beneficios
de Dios negaréis?.
Ha formado al hombre de
tierra, como la del puchero.
Ha creado a los genios
del fuego puro sin humo.
¿Cuál de los beneficios
de Dios negaréis?
Todo lo que hay en la
tierra pasará.
Sólo la casa de Dios
permanecerá rodeada de majestad y de gloria.
¿Cuál de los beneficios
de Dios negaréis?
Bendito sea el nombre del
Señor, lleno de majestad y generosidad.
Hemos creado al hombre de
esperma que contiene la mezcla de ambos sexos -era para
probarlo. Lo hemos dotado de vista y de oído.
Le hemos dirigido por la
senda recta, aunque hubiese de ser agradecido o ingrato.
Te hemos enviado el Corán
de lo alto.
Espera, pues, con
paciencia las sentencias de tu Señor y no obedezcas a los criminales
y a los ingratos (incrédulos).
Repite el nombre de Dios
mañana y tarde
Y durante la noche
también; adora a Dios y celebra su nombre toda la noche.
A los que creen, Dios les
ha enviado una advertencia, un Profeta que les recita las enseñanzas
evidentes Para hacer salir a los creyentes y a los justos en los
jardines bañados por corrientes de agua; permanecerán allí
eternamente. ¡Que parte más hermosa reserva Dios al justo!
Dios es quien ha creado
los siete cielos y otras tantas tierras; las sentencias de Dios
descienden a ellas a fin de que sepáis que es omnipotente y que su
ciencia lo abarca todo.
Los infieles entre los
que han recibido las Escrituras, así como los idólatras, no han
hecho escisión hasta que hubo aparecido el signo evidente de la
bondad de Dios;
Un enviado llegado de
parte de Dios y que les lee páginas que encierran las verdaderas
Escrituras.
Los que han recibido las
Escrituras no se han dividido en sectas hasta que les fue ofrecido el
signo evidente.
¿Qué se les manda más
que adorar a Dios con un culto sincero, ser adictos a Dios, observar
la plegaria y hacer limosna? Ésta es la religión verdadera.
Los que creen y practican el bien son los mejores seres creados.
Dios estará satisfecho de ellos y ellos estarán satisfechos de
él; He aquí lo que está reservado al que teme al Señor.
Todo lo que hay en los
cielos y en la tierra canta las alabanzas de Dios. Es el Poderoso, el
Sabio.
¿No has visto a los
hipócritas que dicen a sus hermanos, a esos infieles entre las
gentes de las Escrituras: Si se os expulsa, saldremos con vosotros;
no obedeceremos jamás a nadie cuando se trate de vosotros; si os
hacen la guerra, os asistiremos? -Dios es testigo de que mienten.
No; si se expulsa
a ésos, no saldrán con ellos; si se les hace la guerra, no les
asistirán; si vienen desde luego en su auxilio, acabarán por
volver la espalda y huir, y no hallarán ellos mismos socorro.
Vosotros, musulmanes,
sembráis en sus corazones un terror mayor que Dios, y es porque no
comprenden nada.
No os combatirán en masa
más que en sus aldeas fortificadas o detrás de las murallas. Su
violencia entre si es extremada: tú los creerías unidos; no, sus
corazones están divididos, porque es un pueblo insensato.
Obran como los que les
han precedido, y poco falta para que no hubiesen probado ya los malos
frutos de sus acciones, pues les espera un suplicio doloroso.
Obran como Satán, cuando dijo al hombre: Sé incrédulo, y cuando
el hombre se tornó incrédulo, exclamó: No tengo nada que ver en lo
que haces, pues temo a Dios, dueño del universo.
El fin de ambos es el
fuego; alli permanecerán eternamente. Tal es la recompensa de los
malvados.
Si hubiésemos hecho
descender este Corán sobre una montaña, la habrías visto hundirse
y partirse en dos por el temor de Dios. Tales son las parábolas que
proponemos a los hombres, a fin de que reflexionen.
Él es ese Dios fuera del
cual no hay dios, el Rey, el Santo, el Salvador, el Fiel, el
Guardián, el Fuerte, el Poderoso, el Elevadísimo. Gloria a Dios, y
lejos de él lo que los hombres le asocian.
Él es el Dios único,
el Productor, el Creador, el formador. Le pertenecen los nombres
más hermosos. Todo en los cielos y en la tierra celebra su gloria.
Él es el Fuerte, el Sabio.
Los que se complacen en
difundir dichos calumníosos a cuenta de los creyentes, sufrirán un
castigo penoso,
Las mujeres impúdicas son hechas para los hombres impúdicos y
los hombres impúdicos son hechos para las mujeres impúdicas; las
mujeres virtuosas para los hombres virtuosos y los hombres virtuosos
para las mujeres virtuosas. Serán lavados de los dichos calumniosos;
la indulgencia de Dios es para ellos, así como magníficos
donativos.
¡Oh creyentes! No
entréis en una casa extraña sin pedir permiso y sin saludar a los
que la habitan. Esto os será mejor. Pensad en ello.
Si no halláis allí a
nadie, no entréis, a menos que os lo hayan permitido. Si os dicen:
Retiraos, retiraos en seguida. Seréis más puros. Dios conoce
vuestras acciones.
No habrá ningún mal si
entráis en una casa que no está habitada; podéis acomodaros en
ella. Dios conoce lo que presentáis a la luz del día y lo que
ocultáis.
Manda a los creyentes que
humillen sus miradas y que observen la continencia- Así serán más
puros. Dios tiene noticia de lo que hacen.
Manda a las mujeres que
creen que humillen sus miradas y que observen la continencia, que no
dejen ver de sus adornos más que lo que está en el exterior, que
cubran sus senos con un velo, que no dejen ver sus encantos más que
a sus maridos o a sus padres o a los padres de sus maridos, a sus
hermanos o a los hijos de sus hermanos, a los hijos de sus hermanas o
a las mujeres de éstos o a sus esclavos o a los criados varones que
no necesitan mujeres o a los niños que no distinguen todavía
las partes sexuales de una mujer. Que las mujeres no agiten los pies
de manera que dejen ver sus encantos ocultos. Volved vuestros
corazones hacia Dios, a fin de que seáis felices.
Dios es la LUZ de los
cielos y de la tierra. Esa luz es como un foco en el que hay una
llama, una llama colocada en un cristal, cristal semejante a una
estrella brillante; esa llama se enciende con el aceite de un árbol
bendito de un olivo que no es de Oriente ni de Occidente, el cual
aceite brilla aunque el fuego no le toque. Es luz sobre luz. Dios
conduce hacia esa luz al que quiere y propone a los hombres
parábolas, pues lo conoce todo.
Cuando vuestros hijos
hayan alcanzado la edad de la pubertad, deberán a todas horas pedir
permiso para entrar como lo habían pedido los que habían llegado a
esta edad antes que ellos. Así es como os explica Dios sus signos. Y
él es sabio y prudente.
Cuando entráis en una
casa, saludaos reciprocamente (el que entra y el que recibe),
deseándoos por Dios una salud buena y feliz. Así es como os explica
Dios sus signos, a fin de que los comprendáis.
¡Oh hombres! Si dudáis
de la resurrección, considerad que os hemos creado de polvo, y luego
de una gota de esperma que se convirtió en un coágulo de sangre;
luego de un pedazo de carne ora formado, ora informe: esto es para
demostraros nuestro poder: Dejamos permanecer en las entrañas
lo que nos place, hasta un término marcado, y después hacemos salir
de ellas tiernos niños. Alcanzáis luego la edad de la madurez; unos
mueren, otros llegan a la edad decrépita, hasta el punto de olvidar
lo que sabían en otro tiempo Tú has visto ha poco la tierra
desecada; pero si nosotros hacemos descender agua, hela que se
estremece, se hincha y hace germinar toda clase de vegetales
exuberantes.
Hay hombres que disputan sobre Dios, sin conocimiento ninguno, sin
haber recibido ninguna dirección, sin estar guiados por un libro que
los ilumine.
¿No ves que todo lo que
hay en los cielos y en la tierra adora al Señor: el sol, la luna,
las estrellas, las montañas, los árboles, los anímales y una gran
parte de los hombres? El suplicio está ya resuelto para una gran
parte.
Acuérdate de que hemos
indicado a Abrahán el lugar de la casa Santa, diciéndole: No nos
asocies ningún otro Dios en tu adoración; conserva esta casa pura
para los que vengan a hacer giras de devoción, los que
realicen obras de piedad, de pie, arrodillados o prosternados.
Anuncia a los pueblos la
peregrinación de la casa Santa, ya lleguen a pie o montados en
camellos, prontos, a la carrera, viniendo de comarcas lejanas.
Poned un término a la
negligencia en lo que atañe a vuestro exterior; cumplid los votos
que habéis formado y dad la vuelta de devoción a la casa
antigua.
Para cada nación hemos
instituido un rito, a fin de que los hombres repitan el nombre de
Dios sobre el alimento que les concede de sus rebaños. Vuestro Dios
es un Dios único. Abandonaos enteramente a él. Y tú, ¡oh
Mahoma! anuncia propicias nuevas a los humildes.
Hemos establecido para
cada nación ritos sagrados que ella sigue. Que cesen, pues, de
disputar contigo sobre esta materia. Llámalos al Señor, pues tú
estás en el sendero recto.
Si siguen disputando,
diles: Dios conoce vuestras acciones.
Dios pronunciará en el
día de la resurrección sobre vuestras diferencias.
¡Oh vosotros los que
creeís! Hincad en tierra vuestras rodillas, prosternaos, adorad a
vuestro Señor, obrad el bien y seréis felices.
Combatid por la causa de
Dios cual conviene hacerlo; él os ha elegido. No os ha mandado nada
difícil en vuestra religión, en la religión de vuestro padre
Abrahán; os ha llamado musulmanes (que se abandonan a Dios).
¡Oh creyentes! Cuando
conversáis juntos, que el pecado, la enemistad y la desobediencia a
las órdenes del profeta no sean el objeto de vuestras palabras;
hablad de justicia y de temor de Dios; temed a Dios ante el cual
seréis congregados todos.
¡Oh vosotros los que
teméis!, no anticipéis nada sobre las órdenes de Dios y de
su enviado; temed a Dios, pues lo oye y lo sabe todo.
Si algún hombre malvado
os aporta alguna nueva, procurad primero ver claro en ello por temor
a que hagáis daño a alguien por ignorancia y que tengáis luego que
lamentarlo.
Cuando se hacen la guerra
dos naciones de creyentes, procurad reconciliarlas. Si una de ellas
procede con iniquidad con la otra, combatid a la que procedió
injustamente, hasta que vuelva a los preceptos de Dios. Si reconoce
sus culpas, reconciliadla con la otra según la justicia; sed
imparciales, pues Dios ama a los que obran con imparcialidad.
Pues los creyentes son
tus hermanos; arreglad, pues, las diferencias de vuestros hermanos y
temed a Dios, a fin de que tenga piedad de vosotros.
Que los hombres no se
burlen de los hombres; aquellos de quienes se hace mofa valen tal vez
más que los que se burlan; ni las mujeres de las otras mujeres; tal
vez éstas valen más que las otras. No os difaméis entre vosotros y
no os deis motes. Cuán mal se aviene el nombre Maldad con la fe que
profesáis. Los que no se arrepienten serán verdaderos malvados.
¡Oh vosotros los que
creéis! Evitad la sospecha demasiado frecuente; hay sospechas que
son pecados; no tratéis de espiar los pasos de los demás ni digáis
mal unos de otros. ¿Quién de vosotros querría comer la carne de su
hermano muerto? -¿Os repugna esto? -Temed, pues, a Dios, que gusta
de volver hacia los hombres y es misericordioso.
Dios conoce los secretos
de los cielos y de la tierra; ve todas vuestras acciones.
Dios propone como ejemplo
a los infieles la mujer de Noé y la de Loth; estaban bajo el imperio
de dos hombres justos de entre sus servidores; ambas han sido
pérfidas con sus maridos; pero esto no les sirvió de nada contra
Dios. Se les ha dicho: Entrad en el fuego con los que entran.
En cuanto a los
creyentes, Dios les propone por modelo la mujer de Faraón.
Señor, exclamó ella, constrúyeme una casa en tu casa, en el
paraíso, y líbrame de Faraón y de sus obras; líbrame de los
malos.
Y a María, hija de
Inrám, que conservó su virginidad, le inspiramos una parte de
nuestro espíritu 7.
Creyó en las palabras del Señor, en sus libros, y era del número
de las personas piadosas.
Todo lo que hay en los cielos y en la tierra canta las alabanzas
de Dios. A él pertenece el poder, a él pertenece la gloria; él
solo lo puede todo.
¿Habéis oído la
historia de los incrédulos de los tiempos antiguos? Sufrieron su
duro destino, y un castigo doloroso será su parte.
Pues cuando llegaron a
entre ellos unos apóstoles acompañados de signos evidentes, decían:
¡Un hombre como nosotros nos va a enseñar la senda! Y no creían y
volvían la espalda a las advertencias. Dios puede pasar muy
bien sin ellos; es rico y está lleno de gloria.
Ninguna desgracia alcanza
al hombre sin el permiso de Dios. Dios dingirá el corazón del que
crea en él. Dios lo ve todo.
Si hacéis a Dios un
préstamo generoso, os pagará el doble; os perdonará, pues es
agradecido y está lleno de longanimidad.
Todo lo que hay en los
cielos y en la tierra canta las alabanzas de Dios. Es el poderoso, el
prudente.
Grande es el odio de Dios
contra los que dicen lo que no hacen.
Ama a los que combaten en
ORDEN en su senda y que son firmes como un edificio sólido.
Moisés decía a su
pueblo: ¡Oh pueblo mío! ¿Por qué me causáis pena? Yo soy el
apóstol de Dios, enviado hacia vosotros, cormo lo sabéis muy bien.
Pero cuando se desviaron de la senda recta, Dios hizo desviar sus
corazones, pues Dios no dirige a los transgresores.
Jesús, hijo de María,
decia a su pueblo: ¡Oh hijos de Israel! ya soy el apóstol de Dios,
enviado hacia vosotros para confirmar el Pentateuco que os ha sido
dado antes de mí, y para anunciaros la venida de un apóstol
después de mí, cuyo nombre será Ahmed. Y cuando él (Jesús)
les hizo ver signos evidentes, decían: Eso es magia manifiesta.
Creed en Dios y en su apóstol, combatid en el sendero de Dios,
haced el sacrificio de vuestros bienes y de vuestras personas; esto
os será más ventajoso, si lo comprendéis.
El reino de los cielos y
de la tierra pertenece a Dios; perdona a quien quiere y aplica el
castigo a quien quiere. Fs indulgente y misericordioso.
Di además a los árabes
del desierto que han permanecido en sus casas: Os llamaremos a ir
contra un pueblo dotado de un poder terrible y combatiréis a esas
gentes hasta que se hagan musulmanes. Si obedecéis, Dios os
concederá una hermosa recompensa, pero si tergiversáis como lo
habéis hecho ya una vez, os aplicará un doloroso castigo.
Si los infieles os
combaten, no tardarán en emprender la fuga y no hallarán protector
ni auxilio.
Mientras que los infieles
han puesto en sus corazones el furor el furor de los ignorantes, Dios
ha hecho descender la tranquilidad al corazón del apóstol. En los
de los creyentes ha establecido la palabra de la devoción, eran
dignos de ella y los más propios para recibirla. Dios lo conoce
todo.
Mahoma es el enviado de
Dios; sus compañeros son terribles para los infieles y llenos de
amor entre si; tú los verás arnodillados, prosternados, buscar
el favor de Dios y su satisfacción; en sus frentes veréis
una marca, huella de su devoción. He aquí con qué los comparan el
Pentateuco y el Evangelio; son como esa semilla que ha brotado,
crece, aumenta y se afirma en su tallo; alegra al labrador. Tales
son, a fin de que los infieles conciban despecho. Dios ha prometido a
los que creen y practican las buenas obras el perdón de los pecados
y una generosa recompensa.
¡Oh creyentes! Cuando os
disponéis a hacer la oración, laváos el rostro y las manos hasta
el codo; enjugaos la cabeza y los pies hasta los talones.
¡Oh vosotros los que
creéis! Sed testigos firmes y justos ante Dios; que el odio no os
lleve a apartaros de la línea recta. Sed justos: la justicia linda
con la piedad. Temed a Dios, pues conoce vuestras acciones.
A Dios pertenece la
soberanía de los cielos y de la tierra y del espacio que los separa.
Él crea lo que quiere y lo puede todo.
Somos los hijos de Dios y
sus amigos queridos, dicen los judíos y los cristianos. Respóndeles:
¿Por qué os castiga pues, por vuestros pecados? Vosotros no sois
más que una porción de los hombres que ha creado; él perdona o
castiga a su gusto. A él pertenece la soberanía de los cielos y de
la tierra, y todo lo que hay entre ellos. Él es el término adonde
todo irá a parar algún día.
Cuéntales la historia,
tal cual es, de aquellos dos hijos de Adán que presentaron sus
ofrendas.La ofrenda del uno fue aceptada, la del otro fue rechazada.
Este le dijo a su hermano: Voy a matarte. Dios, respondió el otro,
no recibe ofrendas más que de los hombres que le temen.
Aun cuando tú
extendieses sobre mí tu mano para matarme, yo no extendería la mía
para quitarte la vida, pues temo a Dios, el dueño del universo.
Prefiero que tú solo
salgas cargado con mis pecados y con los tuyos y que seas encomendado
al fuego, recompensa de los perversos.
Y su alma (su pasión)
lo arrastró al asesinato de su hermano; lo mató y fue del número
de los perdidos.
Dios envió un cuervo que
arañaba la tierra para mostrarle cómo debía ocultar el crimen
cometido en su hermano. ¡Desgraciado de mí!, exclamó el
asesino. ¿He pasado a ser débil hasta el punto de no poder,
como ese cuervo, ocultar el crimen cometido en mi hermano?. Caín
era ya del número de los arrepentidos.
Por lo cual hemos escrito
esta ley para los hijos de Israel: El que haya matado a un hombre sin
que éste haya matado a otro hombre o sembrado el desorden en el
país, será considerado como el asesino del género humano, y el que
haya devuelto la vida a un hombre será considerado como si hubiese
devuelto la vida a todo el género humano.
Todo el que esté
arrepentido de sus iniquidades y se haya corregido, Dios acogerá su
arrepentimiento, pues es indulgente y misericordioso.
Hemos hecho descender el
Pentateuco; contiene la dirección de la buena senda y la luz.
Los profetas, verdaderos creyentes resignados a la voluntad de Dios,
debían juzgar a los judíos según ese libro; los doctores y los
sacerdotes debían juzgar según las partes del libro de Dios cuya
custodia tenían a su cargo; eran como testigos de la ley
respecto de los judíos. ¡Oh judíos! No temáis a los hombres;
temedme y no deis mis signos a cambio de un precio ínfimo. Los que
no juzguen conforme a la verdad que Dios ha hecho descender de lo
alto, son infieles.
Detrás de los demás
profetas hemos enviado a Jesús, hijo de María, para confirmar el
Pentateuco; el Evangelio contiene también la dirección y la
advertencia para los que temen a Dios.
Las gentes del Evangelio
juzgarán según el Evangelio. Los que no juzgan por un libro de Dios
son infieles.
Te hemos enviado el Libro
que contiene la verdad, el cual confirma las Escrituras que le han
precedido y las pone al abrigo de toda alteración. Juzga entre ellos
a todos según los mandatos de Dios, y guárdate de alejarte de lo
que te ha sido dado especialmente. Hemos asignado a cada uno de
vosotros un sendero, un camino trillado.
¡Oh vosotros los que
creéis! Si hay entre vosotros quien reniega de su religión, en
verdad Dios suscitará otros hombres a quienes amará y que le
amarán. Humildes para con los creyentes y altivos para con los
infieles, combatirán por la fe y no temerán el vituperio de nadie.
Éste es el favor de Dios, que lo concede a quien quiere. Es inmenso
y sabio.
Di a los hombres de las
Escrituras: Vosotros no os apoyaréis en nada sólido, mientras no
observéis el Pentateuco, el Evangelio y lo que Dios ha hecho
descender de lo alto. El libro que has recibido del cielo, ¡oh
Mahoma!, no hará más que aumentar la rebelión y la infidelidad
de un gran número de ellos; pero no te preocupes de la suerte de los
infieles.
Los que creen y los judíos, los sabeos, los cristianos, en una
palabra, todo el que cree en Dios y en el día final y haya obrado el
bien, ésos estarán exentos de todo temor y no serán afligidos.
El Mesías, hijo de
María, no es más que un apóstol; otros apóstoles le han
precedido. Su madre era justa. Se alimentaban de manjares. Ya veis
cómo les explicamos nosotros estos signos de Dios, y ya veis
también cómo se apartan de ellos.
Di a los hombres de las
Escrituras: No paséis la medida en vuestra religión contra la
verdad y no sigáis las inclinaciones de los hombres que estaban
extraviados antes de vosotros, que han arrastrado al error a la mayor
parte de los hombres y que han abandonado el hermoso medio de la
senda.
Reconocerás que los que
alimentan el odio más violento contra los fieles son los judíos y
los idólatras, y que los que están más dispuestos a amar a los
fieles son los hombres que se dicen cristianos; esto es porque tienen
sacerdotes y monjes y porque carecen de orgullo.
Cuando oyen los
versículos del Corán, verás que brotan de sus ojos abundantes
lágrimas, pues han reconocido la verdad. Exclaman: ¡Oh Sefior,
nosotros creemos! Inscnibenos en el número de los que dan testimonio
de la verdad del Corán.
¡Oh creyentes! El vino,
los juegos de azar, las estatuas y la suerte de las flechas son una
abominación inventada por Satán; absteneros de ellos y seréis
felices.
Satán desea excitar el
odio y la enemistad entre vosotros con el vino y el juego, y alejaros
del recuerdo de Dios y de la oración. ¿No os abstendréis, pues, de
eso? Obedeced a Dios, obedeced al profeta, y manteneos en guardia,
porque si os extraviáis, sabed que el apóstol sólo está obligado
a la predicación.
Dios ha hecho de la Caaba
una casa sagrada destinada a ser una estación para los hombres; ha
establecido un mes sagrado (dhulhidjdja) y la ofrenda de la
oveja, y los ornamentos suspendidos de las víctimas, a fin de que
sepáis que conoce todo lo que ha pasado en los cielos y en la
tierra, que lo conoce todo. Sabed también que Dios es terrible en
sus castigos, pero al mismo tiempo indulgente y
misericordioso.
¡Oh creyentes! A
vosotros os toca pensar en vosotros mismos. El extravío de los demás
no os dañará si os guiáis por el libro sagrado Todos
cuantos sois volveréis a Dios, el cual os hará presentes vuestras
obras.
Que los templos de Dios no sean visitados más que por los que
creen en Dios y en el día final, que observan la oración y hacen
limosna y que no temen más que a él; éstos serán tal vez
dirigidos per la senda recta.
¡Oh creyentes! No
tengáis por amigos a vuestros padres y a vuestros hermanos si
prefieren la infidelidad a la fe. Los que desobedeciesen, serían
malvados.
Haced la guerra a los que
no creen en Dios ni en el día último, a los que no consideran
prohibido lo que Dios y su apóstol han prohibido y a aquellos
hombres de las Escrituras que no profesan la creencia de la verdad.
Hacedles la guerra hasta que paguen el tributo, a todos sin
excepción, aunque estén humillados.
Si no marcháis al
combate, Dios os castigará con un castigo doloroso: os reemplazará
por otro pueblo y no podréis dañarle (a Dios) de ningún
modo. Dios es omnipotente.
Cargados o ligeros,
marchad y combatid en el sendero de Dios, con vuestros bienes y
vuestras personas. Esto os será más ventajoso, si lo comprendéis.
Diles: No nos ocurrirá
más que lo que Dios nos ha destinado; él es nuestro dueño, y en
Dios es en quien ponen su confianza los creyentes.
Los hombres y las mujeres
hipócritas se excitan mutuamente al mal y se prohíben mutuamente el
bien, y cierran sus manos para no dar la limosna. Olvidan a Dios, y
Dios a su vez les olvidará. Los hipócritas son impíos.
Que sus riquezas y sus
hijos no te seduzcan. Dios quiere castigarlos con esos dones hasta en
este mundo, y sus almas les abandonarán en la infidelidad.
Dios ha comprado a los
creyentes sus bienes y sus personas para darles a cambio el paraíso;
combatirán en el sendero
de Dios, matarán y serán muertos. La promesa de Dios es verdadera;
la ha hecho en el Pentateuco, en el Evangelio, en el Corán, y ¿quién
es más fiel a su alianza que Dios? Regocijaos del pacto que habéis
contraído; es una dicha inmensa.
¡Oh creyentes! Combatid
a los infieles que os rodean; que hallen siempre en vosotros una
acogida ruda. Sabed que Dios está con los que le temen.
Un profeta ha ido hacia
vosotros, un profeta tomado entré vosotros. Vuestras iniquidades le
pecan. Desea ardientemente veros creyentes. Está lleno de bondad y
de misericordia.
Si se apartan de tus
enseñanzas, diles: Dios me basta. No, hay más Dios que él. Yo
he puesto mi confianza en él; él es el poseedor del gran trono.
Cuando la ASISTENCIA de
Dios y la victoria os lleguen,
Y veas hombres entrar por
legiones en el seno de la religión de Dios,
Canta las alabanzas de tu Señor e implora su
perdón, y en verdad a él le gusta perdonar.
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